Así como la “actualización” es la capacidad inherente al texto sagrado, por ser Palabra de Dios, de conservar su fecundidad también a través de los cambios de las épocas, la “inculturación” surge de una convicción parecida respecto a la diversidad de lugares.
El fundamento de la “inculturación” es la convicción de fe de que la Palabra de Dios trasnciende las culturas en las que ha sido expresada y tiene la capacidad de propagarse en las demás culturas, de modo que puede alcanzar a todos los seres humanos en el contexto cultural en el que viven.
La primera etapa de la “inculturación” se realizó con la traducción de la Biblia a las diversas lenguas, lo que conllevaba un cambio de contexto culturural. La “inculturación” se ha completado con la interpretación del mensaje bíblico y con su aplicación a todas las dimensiones de la existencia humana: oración, trabajo, vida social, costumbres, legislación, ciencia, arte, pensamiento, etc.