Continuando con lo que veíamos ayer respecto al denominado “ritmo anual”, diremos que en tiempos del Papa Gregorio XIII el cómputo “juliano” ya había producido un desajuste de 10 días entre el calendario y el tiempo real.
Para solucionarlo, el Papa mandó eliminar esos días y pasar del 4 al 15 de octubre de 1582 y determinó que los años del comienzo del siglo no fuesen bisiestos, a no ser que fuesen múltiplo de cuatro.
El “sistema gregoriano” no fue admitido por los Ortodoxos –que siguieron con el “juliano” pero sí por los protestantes.
El año litúrgico coincide con el civil en cuanto a su duración, pero tiene una estructura propia –en parte heredada del judaísmo- consistente en la articulación de “dos ciclos” de fiestas: unas FIJAS y otras MOVIBLES, según tengan asignado un día fijo o su celebración se determine a partir de la fecha de la Pascua.
Seguiremos…