Siguiendo con la empezábamos a ver ayer respecto a la importancia que tenía para San Mateo las Escrituras santas de Israel, continuamos con el mismo tema, respecto al valor que tiene la expresión “la Ley y los profetas” que confirma el cumplimiento de las promesas divinas dadas a su Pueblo por medio de la Ley y los Profetas.
Así pues, la importancia de la Escritura queda confirmada por algunas declaraciones de Jesús exclusivas de este Evangelio que abundan en la misma temática.
Por ejemplo, todo el Sermón de la Montaña, o de las Bienaventuranzas, (Mt 5, 17), que presenta la entera enseñanza de Jesús como plenitud integral de la doctrina del Antiguo Testamento, recoge el verbo “cumplir”.
Este verbo aparecerá en el momento en que Jesús sea prendido: “para que se cumplieran las Escrituras” (Mt 26, 56).
Así, San Mateo atestigua la conformidad de la enseñanza (Mt 5, 17, Sermón de la Montaña) y la vida de Jesús (Mt 26, 56), con las Escrituras de Israel.
Éste es, según San Mateo, un rasgo esencial de la historia de Jesús “Mesías, Hijo de David, Hijo de Abraham” (Mt 1, 1).
El Antiguo Testamento es, pues, un punto de referencia esencial para el primer Evangelio. En su interpretación de “la ley y los profetas”, San Mateo emplea técnicas rabínicas, lo cual representa un indicio más de la pertenencia de este Evangelio al mundo cultural judío.
Finalmente, el Cristo de San Mateo es “según las Escrituras”.