- San EPÍMACO de PELUSIO, mártir. Alejandría de Egipto. En tiempo de Decio, al ver cómo el prefecto obligaba a los cristianos a ofrecer sacrificios a los ídolos, intentó destruir el ara, a causa de lo cual fue detenido, torturado y decapitado. (250).
- San QUINTÍN, mártir. Vermand. Senador. Padeció en tiempo de Maximiliano. (s. III).
- San FROILÁN, presbítero y abad. Fosses, Brabante. Nació en Hibernia. Hermano y compañero de San Furseo, fue siempre fiel a la disciplina monástica de su patria, fundó monasterios dobles de monjes y monjas en Fosse y en Nivelles, y en un viaje entre estos dos cayó en manos de malvados que lo asesinaron. (655).
- San ANTONINO, obispo. Milán. Trabajó para acabar con la herejía arriana de los lombardos. (661).
- San WOLFGANGO, obispo. Ratisbona. Después de ser maestro y haber profesado como monje, fue elevado a la sede episcopal, desde donde reinstauró la disciplina del clero, y mientras visitaba la región de Pupping descansó en el Señor. (994).
- Beato CRISTÓBAL de ROMAGNA, presbítero. Cahors, Aquitania. Franciscano. Enviado por San Francisco, después de muchos trabajos en favor de las almas murió centenario. (1272).
- Beato TOMÁS de FLORENCIA BELLACI, religioso. Reiti, Lacio. Franciscano. Enviado a Tierra Santa y Etiopía, a causa de Cristo sufrió prisión y pruebas de toda clase por parte de los infieles, y, habiendo vuelto a su patria, casi centenario descansó en paz. (1447).
- Beato DOMINGO COLLINS, religioso y mártir. Youghall, Irlanda. Jesuita. Después de mucho tiempo en la cárcel, bajo interrogatorios y torturas, confesó su fe y fue ahorcado. (1602).
- Beato LEÓN NOWAKOWSKI, presbítero y mártir. Kujawski, Polonia. Durante la ocupación de Polonia, fue fusilado por ser sacerdote. (1939).
Hoy recordamos especialmente a SAN ALONSO RODRÍGUEZ
Nació en Segovia en 1531.
Al morir su padre, hubo de dejar los estudios en Alcalá, en el colegio de los jesuitas, para atender el negocio familiar de lanas y telas.
En 1557 contrajo matrimonio y fueron padres de dos hijos.
Enviudó, y poco después murieron sus vástagos.
Siempre había sido fervoroso y durante seis años hizo vida de intensa piedad.
Pero, decidido a entrar en la Compañía, cedió sus bienes a un hermano suyo y marchó a Valencia, donde se había trasladado su confesor, y continuó allí sus estudios.
No lo admitían en la Compañía por su falta de letras y delicada salud, pero al fin ingresó en ella en 1571 y profesó como hermano coadjutor.
Lo enviaron a un colegio de Mallorca, donde pasó el resto de su vida en el oficio de portero.
Pudo tratar con muchas personas y edificarlas con su caridad, amabilidad y piedad.
Por indicación de sus superiores, escribió sus apuntes espirituales en los que narró sus experiencias religiosas.
Fue amigo de San Pedro Claver el tiempo en que éste estuvo en Mallorca antes de que partiera hacia Cartagena de Indias.
Alonso murió en 1617.