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- San MARCOS, obispo. Jerusalén. (s. II).
- San ABERCIO, obispo. Hierópolis, Frigia. Peregrinó por diversas regiones anunciando la fe, siendo alimentado con un mítico manjar. (s. III).
- Santos FELIPE, obispo, y HERMETES, diácono; mártires. Adrianópolis. El primero de ellos, Felipe, se negó a cerrar la Iglesia, a entregar los vasos sagrados y los libros litúrgicos; fueron, pues, encarcelados, azotados y quemados vivos. (303).
- San MALÓN, obispo. Rouen. (s. IV).
- San VALERIO, diácono y mártir. Besanzón, Galia. Diácono de Langres, al que dieron muerte unos paganos. (s. IV).
- San LUPENCIO, abad. Châlons, Neustria. Después de haber recibido injustamente muchas injurias por parte de Inocencio, el conde del lugar, fue decapitado. (684).
- San LEOTADIO, obispo. Auch. (s. VII).
- San MODERANO, abad. Berceto, Lombardía. Antes obispo de Rennes, insigne por su amor a la soledad y la devoción hacia los Santos Lugares. (720).
- San BENITO, eremita. Nantes. (s. IX).
- San DONATO SCOTO, obispo. Fiésole, Toscana. Insigne por su erudición y su piedad. Nació en Irlanda y peregrinando a Roma, fue elegido obispo de la ciudad. (875).
Hoy recordamos a las SANTAS NUNILO y ALODIA
Eran hijas de padre musulmán y, pese a la ley canónica, fueron educadas en la fe cristiana por su madre.
Cuando las conminaron a renegar del cristianismo y abrazar el Islam, no cedieron a las presiones de sus perseguidores y por ello padecieron un largo encarcelamiento.
Finalmente, fueron degolladas en Huesca en 851.