Hoy, 25 de septiembre, la Iglesia celebra a:
- San CLEOFÁS. Uno de los discípulos de Emaús.
- San FERMÍN, obispo y mártir. Amiens, Galia belga. (s. inc.).
- Santos PABLO y TATA, cónyuges, y SABINIANO, MÁXIMO, RUFO y EUGENIO, sus hijos; mártires. Damasco. Atormentados con azotes y otros suplicios. (s. IV).
- San SOLEMNE, obispo. Chartres, Galia Lugdunense. (511).
- San PRINCIPIO, obispo. Soissons, Galia belga. Hermano de San Remigio. (s. VI).
- San FINBARRO, obispo. Cork, Momonia, Irlanda. (s. VI).
- San ANACARIO, obispo. auxerre, Neustria. (605).
- San ERMENFRIDO, abad. Cusance. (670).
- San SERGIO de RADONEZ, abad. Moscú. Como abad propagó la vida eremítica y la cenobítica que él había practicado primero, y, además, como hombre de carácter afable, fue consejero de príncipes y consolador de fieles cristianos. (1392).
- Beatos JUAN PEDRO BENGOA ARANGUREN, presbítero, PABLO MARÍA LEOZ y PORTILLO, religioso, y JESÚS HITA MIRANDA, religioso; mártires. El segundo, pasionista; el tercero, marianista. Fusilados por odio a la fe. (1936).
Hoy recordamos especialmente a BEATO MARCOS CRIADO
Nació en Andújar, Jaén, en 1522.
Fue educado cuidadosamente en familia, en la casa en la que habitaban, próxima al convento de los frailes Trinitarios, junto a la Parroquia de Santa María, por lo que la relación era frecuente con la comunidad.
En 1535, al quedar huérfano de madre, Marcos solicitó ser admitido en la Orden de la Santísima Trinidad y realizó el noviciado, logrando una formación muy completa.
Emitió la profesión religiosa en la orden y fu destinado a la evangelización del recién conquistado Reino de Granada.
Los obispos de Almería y de Guadix habían pedido al superior de los Trinitarios cuatro religiosos de probada virtud que misionaran sus diócesis, dominadas todavía por la influencia del Islam.
Uno de los designados fue el P. Marcos.
Durante varios años recorrió predicando todos los pueblos de las Alpujarras. Los cristianos lo recibían con mucho cariño y gratitud. Pero los moriscos lo insultaban y perseguían, soportando calladamente estos ultrajes que, a veces, pusieron en riesgo hasta su vida.
Cuando tuvo lugar la rebelión morisca en 1569, Marcos se hallaba en La Peza. Un día en que estaba predicando en la parroquia, los moriscos se apoderaron de él, lo arrastraron por el suelo hasta la plaza, lo maltrataron y apedrearon. Intentó huir, pero en las cercanías del pueblo se apoderaron de nuevo de él y lo dejaron abandonado, colgado de un árbol para que muriera de hambre y sed.
A los tres días, uno de los perseguidores acabó con su vida clavándole un puñal.