- San RUFO, mártir, Capua. (s. III).
- Santos MARCELINO, tribuno, MANNEA, su esposa, JUAN, su hijo, SERAPIO, presbítero, y PEDRO, soldado; mártires. Escitia, Rumanía. (s. IV).
- San NARNO, obispo. Bérgamo. Primer obispo de la ciudad. (s. IV).
- San POEMENO, abad. Tebaida, Egipto. Apreciado entre los anacoretas por su sabiduría. (s. IV).
- San LICERIO, obispo. Aquitania. Oriundo de Hispania, fue discípulo de San Fausto de Riez, y con sus oraciones protegió a la ciudad de las invasiones visigodas. (540).
- San CESÁREO, obispo. Arlés, Provenza. Después de una vida monástica en Lérins, recibió este episcopado en contra de sus deseos. Preparó y reunió sermones apropiados para las festividades, que los presbíteros debían leer con objeto de instruir al pueblo, y escribió también reglas de vida, tanto para hombres como para religiosas, para dirigir la vida monástica. (542).
- San JUAN, obispo. Pavía. (825).
- San GEBARDO, obispo. Suabia, Suiza. Obispo de Constanza, y sepultado en el monasterio de Petershausen, que él había fundado. (995).
- San GUARINO, obispo. Saboya. Obispo de Sion, el cual, monje de Solesmes en tiempo de San Roberto, fundó este cenobio, que dirigió santamente y agregó a la Orden del Císter. (1150).
- San AMADEO, obispo. Lausana, Helvecia. Siendo monje de Claraval, fue designado abad del cenobio de Hautecombe, y más tarde fue elegido para la sede episcopal, desde donde educó con dedicación a los jóvenes, formó un clero piadoso y casto, y cantó en su predicación a la Santísima Virgen. (1159).
- Beato ROGERIO CADWALADOR, presbítero y mártir. Leominster, Inglaterra. Ordenado en Valladolid. Insigne por su doctrina, ejerció su ministerio clandestinamente durante dieciséis años. Fue detenido por ser sacerdote y condenado al patíbulo después de crueles torturas en tiempo de Jacobo I. (1610).
- Beatos FRANCISCO de SANTA MARÍA, presbítero y CATORCE COMPAÑEROS, mártires. Nagasaki. Franciscanos. Martirizados por odio a Cristo. (1627).
- San DAVID LEWIS, presbítero y mártir. Usk, Gales. Jesuita. Ordenado sacerdote en Roma, celebró clandestinamente los sacramentos en su patria durante más de treinta años y prestó ayuda a los pobres hasta que, capturado, fue ahorcado en tiempo de Carlos II. (1679).
- Beatos JUAN BAUTISTA de SOUZY, presbítero, y UDALRICO GUILLAUME, hermano; mártires. El segundo, escolapio. Rochefort. Encarcelados durante la Revolución Francesa; murieron de hambre. (1794).
- Beato DOMINGO de la MADRE de DIOS BARBERI, presbítero. Reading, Inglaterra. Congregación de la Pasión. Llevó a muchos al seno de la Iglesia Católica. (1849).
- Beato FERNANDO GONZÁLEZ AÑÓN, presbítero y mártir. Valencia. Martirizado por odio a la fe. (1936).
- Beato RAIMUNDO MARTÍ SORIANO, presbítero y mártir. Valencia. Asesinado por odio a la fe. (1936).
- Beata MARÍA del PILAR IZQUIERDO ALBERO, virgen. San Sebastián. Muy probada en la pobreza y por graves enfermedades. Sirvió a Dios mostrando una caridad singular en favor de los pobres y afligidos, para cuyo servicio fundó la Obra Misionera de Jesús y María. (1945).
Hoy destacamos especialmente a SANTA MÓNICA.
Nació en Tagaste, Argelia actual, en 331, en una familia cristiana de cultura romana que la educó con todo esmero.
Contrajo matrimonio con Patricio y fueron padres de tres hijos, uno de ellos San Agustín.
Con una intensa vida de piedad y ardor apostólico, logró atraer a la fe a su marido que recibió el bautismo estando ya próximo a la muerte.
Lamentaba hondamente que su hijo Agustín viviese equivocado religiosa y moralmente y derramó muchas lágrimas en la oración pidiendo a Dios que se convirtiera.
Muerto su esposo, lo siguió a Italia y lo acompañó en su camino de adhesión a la fe cristiana.
Mónica regresaba con él a África cuando murió en el puerto de Ostia en el año 387.