- Santos SEGUNDO, CARPÓFONO, VICTORINO y SEVERIANO, mártires. Albano. (s. IV).
- Santos CIRIACO, LARGO, CRESCENCIANO, MEMIA, JULIANA y ESMARAGADO, mártires. Roma. (s. IV).
- San MARINO, mártir. Tarso, Cilicia. Anciano que fue decapitado y su cuerpo arrojado a las fieras. (303).
- San EUSEBIO, obispo. Milán. Trabajó intensamente por la fe verdadera y reconstruyó la catedral destruida por los Hunos. (462).
- San SEVERO, presbítero. Vienne. (s. V).
- San MUMMOLO, abad. Burdeos. Abad de Fleury. (678).
- San EMILIANO, obispo. Cízico, Helesponto. Por defender el culto a las sagradas imágenes, soportó grandes sufrimientos por parte del emperador León y, finalmente, terminó su vida en el destierro. (s. IX).
- San ALTMANO, obispo. Göttweig, Austria actual. Obispo de Passau. Fundó numerosas casas de clérigos bajo la Regla de San Agustín. Renovó la disciplina del clero y murió en el exilio, expulsado de su sede por haber defendido la libertad de la Iglesia contra el emperador Enrique IV. (1091).
- San FAMIANO, eremita. Galese, Viterbo. Nació en Colonia. Después de haber distribuido sus bienes entre los pobres y haber realizado piadosas peregrinaciones, murió en este lugar, revestido de hábito cisterciense. (1150).
- Santo DOMINGO de GUZMÁN, presbítero. Bolonia. Canónigo de Osma, se dedicó a predicar en las regiones azotadas por la herejía albigense y vivió en voluntaria pobreza, hablando siempre con Dios y de Dios. deseoso de una nueva forma de propagar la fe, fundó la Orden de Predicadores, para renovar la Iglesia, y mandó a sus hermanos que se entregaran al servicio del prójimo con la oración, el estudio y el ministerio de la Palabra. (1221).
- Beato JUAN FELTON, mártir. Londres. Expuso públicamente la bula de excomunión emitida por el papa Pío V contra la reina Isabel I y, por este motivo, fue despedazado cruelmente junto a la iglesia de San Pablo, mientras invocaba el nombre del Salvador, consumando así su martirio. (1570).
- Beato JUAN FINGLEY, presbítero y mártir. York. Durante el reinado de Isabel I fue condenado a muerte por ser sacerdote y pereció ahorcado. Con él se conmemora al Beato ROBERTO BICKENDIKE, que sufrió los mismos tormentos, sin saber el día. (1586).
- San PABLO KE TINGZHU, mártir. Hebei, China. Siendo el responsable de los cristianos de la aldea, durante la persecución desencadenada por el Yihetuan, ofreció a todos un ejemplo de firmeza mientras lo despedazaban. (1900).
- Beata BONIFACIA RODRÍGUEZ de CASTRO, virgen. Zamora. Fundó la Congregación de Siervas de San José, para promover cristiana y socialmente a la mujer mediante la oración y el trabajo a ejemplo de la Sagrada Familia. (1905).
- Beata MARGARITA MARÍA CAIANI, virgen. Toscana. Fundó el Instituto de Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús para la formación de la juventud y la asistencia a los enfermos. (1921).
- Beato ANTONIO SILVESTRE MOYA, presbítero y mártir. Valencia. Martirizado durante la persecución religiosa en España. (1936).
- Beatas MARÍA del NIÑO JESÚS BALDILLOU y BULLY y su COMPAÑERAS, vírgenes y mártires. valencia. Escolapias. Martirizadas durante la persecución religiosa. (1936).
- Beato VLADIMIRO LASKOWSKI, presbítero y mártir. Gusen, Alemania. Cruelmente torturado en un campo de concentración en el que moriría. (1940).
Hoy destacamos especialmente a BEATA MARÍA de la CRUZ MAC-KILLOP
Nació en Fizroy, Melbourne, Australia, en 1842, en una familia campesina. Fue la mayor de ocho hermanos.
Fue educada por sus padres en escuelas privadas.
A los catorce años comenzó a trabajar como empleada en Melbourne y después como institutriz en Portland y en Penola, al sur de Australia. Así ayudaba a su numerosa familia.
Cuidaba y educaba a los niños de las granjas del estado de Cameron, donde entró en contacto con el párroco, Padre Julián Tenison Woods, muy preocupado, como ella, de la educación de la infancia, especialmente los pobres.
No tardaron en dar origen, con este fin, a la Congregación de Hermanas de San José y del Sagrado Corazón, que enseñarían en sus escuelas. En la Congregación, recibió el nombre de María de la Cruz.
En 1866 abrió una escuela católica en Penola, a cuya instalación colaboraron los hermanos de María Elena. Al año siguiente, se trasladó a Adelaida, donde inició un convento, y comenzó a actuar como superiora de la congragación recién fundada, la primera de Australia.
Las hermanas vivirían en gran pobreza, abandonadas a la Divina Providencia, y dedicadas a la educación e instrucción de los niños pobres.
Después de una vida santa, en la que tuvo que superar numerosas dificultades, murió en 1909.