La plaza del Obradoiro acogió ayer el acto de inauguración de la Peregrinación Europea de Jóvenes, un acontecimiento que congrega en la ciudad hasta el próximo domingo a doce mil jóvenes llegados de diferentes países del Viejo Continente con motivo del Año Santo compostelano. Ante una explanada abarrotada de almas, el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, fue el encargado de dar la bienvenida a los participantes en este multitudinario encuentro. Cardenales, arzobispos y obispos también acompañan a la juventud cristiana en estas jornadas jubilares, en las que el papa Francisco estará representado por el cardenal António dos Santos Marto, legado apostólico.
“Habéis llegado con el deseo de encontraros de la mano del Apóstol Santiago con Cristo. Él es el verdadero manantial que mantiene vivos vuestros proyectos y vuestros ideales y os llama a encender estrellas en la noche de otros jóvenes”, señaló el arzobispo en su saludo, que comenzó con unos minutos de retraso debido a que el fuerte viento afectó a la estabilidad del escenario que se instaló en la plaza (llegando a mover algunas partes), por lo que se trasladó a la escalinata.
Monseñor Barrio manifestó que “en el Pórtico de la Gloria estos días se ha hablado mucho de vosotros. El Apóstol Santiago ha sido el portavoz de vuestras inquietudes y esperanzas, mientras veníais peregrinando. Hoy os abrimos las puertas de la Casa del amigo del Señor y de nuestro corazón”. Ante miles de jóvenes cristianos, el prelado compostelano quiso recordar que “en este Año Santo compostelano queréis participar de la misericordia de Dios Padre. Traéis vuestra ofrenda de acción de gracias y de súplica, la vuestra personal y la de todos los jóvenes de España, de Europa y de otros continentes. ¡Cómo no tener presentes a los jóvenes de Ucrania y de otros países en guerra! Nos unimos a ellos con la oración y nuestro aplauso”.
Asimismo, remarcó que “desde vuestra disponibilidad y generosidad Jesús os llama a hacerle presente en el acontecer de la vida, convirtiéndoos en seguidores, testigos y evangelizadores. Aportáis a la Iglesia la belleza de vuestra juventud, dándoos sin recompensa”. A la vez, subrayó que “a través de la santidad de los jóvenes la Iglesia puede renovar su ardor espiritual y su vigor apostólico. El bálsamo de la santidad generada por la vida buena de tantos jóvenes puede curar las heridas de la Iglesia y del mundo, devolviéndonos a aquella plenitud del amor al que desde siempre hemos sido llamados: los jóvenes santos nos animan a volver a nuestro amor primero, como nos dice el papa Francisco”.
El arzobispo animó a los jóvenera a mirar “con confianza hacia el futuro. No paséis por la vida, vividla responsablemente. Los cristianos no retienen con nostalgia el pasado, sino que el compromiso es acceder a la memoria eterna del Padre, y esto solo es posible viviendo una vida de caridad”. Con esto, les exhortó a “hacer surcos en la tierra de nuestra sociedad para sembrar a puñados la semilla del Evangelio que es salvación, verdad, belleza, curación y gracia. Subid a la barca de Pedro, la Iglesia, que multiplica sus llamadas y signos en nuestra peregrinación, iluminando el misterio del hombre.”
Con esto, aseguró que “el Apóstol Santiago os esperaba. Es posible que estéis cansados físicamente, pero no hay espacio en vosotros para la fatiga espiritual. En los nuevos horizontes descubiertos cada día en vuestra relación con Dios, habéis prescindido de todas aquellas cosas superficiales y accesorias que pesan en la mochila de la existencia y que impiden caminar ligeros. La sed de Dios os ha alumbrado para encontrar la fuente de felicidad que buscáis”, concluyó.
Fuente: El Correo Gallego