HOY COMENZAMOS LA NOVENA EN HONOR AL ABAD, SAN BENITO DE NURSIA, copatrono de Europa, A LAS 20:30h.

by AdminObra

 SEMBLANZA HISTÓRICA.

San Benito de Nursia (480-547) recibió la educación propia de un romano rural de familia acomodada. Comenzó sus experiencias monacales en Subiaco, a los 20 años, según los modelos del monacato oriental, y fundó Cassino, más al sur, en 529. Allí escribió su Regla hacia 534, próxima en muchos puntos a otra llamada “Regla del Maestro”, cuya autoría discuten los historiadores.

La “Regla de los Monjes” de San Benito preconizaba un nuevo estilo monástico, comunitario, moderado, práctico, muy propio del espíritu latino y alejado de los extremos ascéticos e individualistas del monacato oriental y del irlandés.

Sus posibilidades de adaptación al mundo rural europeo eran excelentes, pero tardaron en desarrollarse.

El monasterio es un cenobio de personas organizadas para el servicio divino, bien como monjes plenos, bien como oblatos.

La comunidad es una familia a cuyo frente el abad hace funciones de padre, al modo romano, y admite la clientela de los campesinos próximos al monasterio.

Aunque los poderes de abad son discrecionales, ha de ejercerlos con prudencia y afecto, buscando el consejo de la comunidad en caso preciso, de modo que su acción sea una ayuda y guía para los monjes, cuyas relaciones se basan en la caridad.

El monasterio benedictino se convierte, según la Regla, en un reducto de derechos individuales dentro de un mundo dominado por la servidumbre campesina, pero rechaza toda experiencia opuesta al orden y la disciplina del grupo.

Los deberes personales y comunitarios se fundan en el principio de que el cuerpo ha de ser tratado de modo que pueda ser soporte adecuado para una vida de mayor perfección. Los monjes practican la austeridad, pero no la miseria en su comida y vestido, la obediencia al abad, auqneu sin vejaciones, hablan poco sin considerar que el silencio absoluto sea de por sí una virtud, como ningún otro extremo.

Viven cada día según el tiempo solar, al modo campesino: de seis a nueve horas de sueño, seis u ocho de trabajo manual, tres y media a cuatro de rezo comunitario y otro tanto de rezo individual o lectura. Su vida monacal es continua, pues apenas pueden abandonar el cenobio, pero compatible con los deberes de hospedaje y enseñanza hacia personas alejadas a la comunidad.

Hay, en suma, un acento de equilibrio y mesura, dentro del cauce monacal, tendente a asegurar que la naturaleza humana pueda abrirse hacia la perfección que San Benito imaginó.