HOY LA PARROQUIA HONRARÁ A LOS SANTOS APÓSTOLES, PEDRO Y PABLO, CON UNA MISA SOLEMNE EN SU HONOR A LAS 20:30h.

by AdminObra

BREVE SEMBLANZA.

SAN PEDRO: se llamaba originariamente Simón, o Simeón, hijo de Juan o Jonás; era natural de Betsaida, estaba casado, y su oficio era pescador en el lago de Tiberíades, siendo dueño de una carca. Trabajaba junto con su hermano Andrés y los hermanos Santiago y Juan, hijos de Zebedeo. Fue presentado a Jesús por su hermano Andrés. Tenía su domicilio en Cafarnaún.

Narran los evangelios de San Mateo y de San Marcos que estando Pedro en el lago citado con su hermano Andrés echando las redes, pasó Jesús por la orilla y los llamó diciéndoles que le siguieran y El los haría pescadores de hombres. Ellos, dejadas las redes, se fueron con Jesús.

Pedro fue elegido por el Señor para fundar sobre él su Iglesia, como refiere San Mateo.

Pedro encabeza las cuatro listas de los Apóstoles de Jesús, que proporciona el Nuevo Testamento.

Con San Juan y Santiago compuso el trío de discípulos predilectos del Señor, a quienes El hizo testigos de la resurrección de la hija de Jairo, de la Transfiguración, y de la agonía en Gesetmaní.

Pedro aparece como un hombre de carácter impulsivo cuando pide a Jesús poder ir hacia El sobre las aguas; cuando, en la Transfiguración, desea hacer tres tiendas, y cuando recrimina a Jesús al anunciar su Pasión. Lo mismo cuando, en la Última Cena, no quería aceptar que Jesús le lavase los pies, y cuando le anunció que lo iba a negar.

En la noche de la Cena Jesús volvió a confirmar a Pedro respecto a su papel en el Colegio Apostólico. Y, en efecto, a lo largo de los siglos, Pedro y sus sucesores han confirmado a la comunidad cristiana su fe.

También mostró Pedro su carácter impulsivo cuando en el Huerto de los Olivos quiso defender a Jesús con la espada. Todos huyeron abandonando al Señor, pero Pedro recapacitó, volvió sobres sus pasos y le siguió de lejos hasta el palacio del Sumo Sacerdote, donde Pedro también entró. Allí tuvieron lugar las tres negaciones. Pedro lloraría amargamente.

Como parece desprenderse de San Lucas, Jesús resucitado se apareció a Pedro antes que a los demás apóstoles. también lo dice San Pablo.

San Juan narra la aparición del Señor resucitado en las riberas del mar de Tiberíades, con la triple pregunta famosa, la confirmación de su misión, y el anuncio de su martirio.

Fue testigo de la Ascensión junto con los otros apóstoles. Y con ellos esperó el Espíritu Santo.

Después predicaría obteniendo numerosas conversiones, realizó signos, y valientemente defendió a Jesús y su doctrina ante el sanedrín.

Presidió la vida de la comunidad; movido por el Espíritu Santo admitió a los primeros gentiles en la Iglesia, y tras ser decapitado Santiago, Pedro fue apresado. La Iglesia oraba por él y Dios mandó un ángel que lo liberó de la cárcel.

Durante su estancia en Roma, Pedro escribió sus dos Cartas; instruyó a Marcos, autor, después de un evangelio y, finalmente, murió crucificado durante la persecución de nerón el año 67.

SAN PABLO: nació en Tarso de Cilicia entre los años 5 y 10 de nuestra era. De raza judía, pertenecía a la tribu de Benjamín y era fariseo por tradición familiar. De su familia había recibido también la condición de ciudadano romano. Su nombre judío era Saulo, pero tenía también un nombre romano, Pablo. Creció en un ambiente de adhesión al judaísmo. Sabemos que tenía una hermana y ésta un hijo adolescente que prestó a Pablo buenos servicios.

Saulo, que había hecho sus estudios superiores en las Letras Sagradas a los pies del famoso rabino Gamaliel, en Jerusalén, después de estar ausente de Palestina en los años de la vida pública de Jesús, había vuelto a Jerusalén y era aún un joven cuando él asistió a la lapidación de Esteban.

Era uno de los más furibundos enemigos del cristianismo, viajando hacia Damasco, se le apreció el Señor, fue derribado del caballo y tuvo lugar su fulminante conversión.

Después, Pablo predicó a Cristo en Damasco, lo que le acarreó el odio de los judíos, que querían matarlo.

Los siguientes años hasta su martirio en Roma en 67 los empleó en predicar con celo ardiente a Jesucristo en la entonces provincia de Asia, y en regiones que hoy conforman Grecia, marchando luego a Roma y viniendo también a España a evangelizar.

De la actividad de Pablo tenemos muchas noticias por el libro de los Hechos y por las catorce cartas que se la atribuyen. En una de ellas reivindica el origen divino del evangelio que predica y subraya su sintonía y comunión con los apóstoles anteriores.

En Jerusalén, además de hablar largamente con Pedro, pudo predicar a Cristo, pero, para su seguridad, la comunidad lo envió Tarso, donde permaneció varios años, hasta que Bernabé lo trajo a Antioquía. Su primer viaje apostólico, junto con Bernabé, se suele situar entre los años 44 y 49. Tuvo después lugar el llamado “Concilio de Jerusalén”, en el que Pablo defendió la libertad cristiana frente a quienes deseaban que siguieran bajo la ley de Moisés.

Pablo permaneció tiempo en Antioquía.

En su segundo viaje, sin Bernabé, visitó Siria, Cilicia y Listra; atravesó Frigia y Galacia y bajó hasta Tróade donde tuvo la aparición nocturna de un macedonio que le rogaba evangelizara también en su tierra.

Pablo marchó allá y fundó la comunidad de Filipos. Pasó luego a Tesalónica, donde formó otra comunidad. Acusado por los judíos, hubo de irse a Berea de Tracia y a Atenas. En esta gran ciudad habló en el areópago, cuyos miembros se negaron a seguir oyéndolo cuando miembros se negaron a seguir oyéndolo cuando aludió la resurrección del Señor. Pasó a Corinto donde se quedó a vivir con Áquila y Priscila y consiguió numerosas conversiones, sobre todo de gente del pueblo. Después de casi dos años Pablo volvió a Antioquía.

Entre los años 53-58 Pablo realizó su tercer viaje apostólico. Desde Antioquía, atravesó Galacia, Frigia y llegó a Éfeso, donde fundó una comunidad a la que siguieron las de Colosas, Laodicea, Hierápolis y otras.

Después de pasar por toda Macedonia y de reunir a los presbíteros de Éfeso en Mileto, prosiguió viaje hasta Jerusalén, donde su predicación produjo varios tumultos, por lo que fue sometido a custodia.

Se le apareció el Señor y le dijo que era menester que lo diera en Roma.

Los judíos urdieron una estratagema para asesinar a Pablo, pero el cual lo remitió al tribuno y éste envió a Pablo a Cesarea, donde estuvo dos años. Interrogado por el gobernador, Pablo apeló al César, por lo que fue enviado a Roma.

La nave llegó a Pozzuoli donde unos cristianos le pidieron que se quedase unos días con ellos. Después emprendieron el camino a Roma, donde ya conocían la llegada de Pablo y un grupo de cristianos salió a recibirlos. En espera de ser llamado al tribunal del César, se permitió a Pablo alquilar una casa y recibir a cuantos quisieran visitarle. Así, durante dos años pudo predicar el reino de Dios con libertad.

Pablo deseaba viajar a España y tal vez lo hizo antes volver de Oriente. Pero le sorprendió la persecución de Nerón, y fue detenido en Tróade. En la cárcel romana tenía la seguridad de su próxima muerte.

Compareció ante el tribunal, pero nadie salió en su defensa. En la segunda comparecencia, también desasistido, fue condenado a muerte, pero, como era ciudadano romano, no podía ser flagelado ni crucificado.

En 67 fue decapitado y fue enterrado en las cercanías.