El Tabernáculo era el centro del culto del pueblo elegido, encerraba en su parte más secreta el “Santo de los Santos”, el “Arca de la Alianza”, en la que se conservaba las “Tablas de la Ley”, un vaso con Maná, y la Vara de Aarón.
Todo esto encierra una serie de simbolismos en los que vemos reflejados diversos aspectos de la teología y devoción al Sacratísimo Corazón de Jesús. Por eso, se le puede invocar con toda razón “Tabernáculo del Altísimo”. Es el centro de la Nueva Ley y de su culto eucarístico, como reactualización del sacrificio redentor del Calvario, que procedió del amor insondable de Jesucristo y es su signo más elocuente, en cuanto sacrificio redentor y en cuanto reactualización sacramental del mismo.
El Corazón de Jesús es un centro hacia el cual converge toda la religión.
Centro viviente del culto de la Iglesia, el Corazón de Jesús puede ser llamado también “Arca de la Nueva Alianza”. Lo humano y lo divino se han unido en Cristo Jesús de un modo íntimo, indestructible, sublime e inefable, llamado “unión hipostática”.
El selló con su Sangre la Nueva Alianza que jamás será destruida.
Todo lo incluido en el Arca era signo del amor de Dios para con Pueblo escogido. Pero el Corazón de Jesucristo es infinitamente más valioso como signo del inmenso amor de Dios.
Entremos con fe en ese Tabernáculo del Altísimo. Allí seremos inundados de innumerables gracias, nuestras imperfecciones serán abrasadas y consumidas por el fuego divino de la ardiente caridad de Cristo y seremos enaltecidos por su gracia esplendorosa.