- Santos MACEDONIO, presbítero, PATRICIA, su esposa, y MODESTA, su hija. En Nicomedia. (s. inc.).
- San SABINO, mártir. En Hermópolis, Egipto. Después de varios suplicios fue arrojado al río. (s. IV).
- Santa CRISTINA, mártir. En Persia. Azotada con varas, en tiempos del rey Cosroes I. (559).
- San PIENTIO, obispo. En Poitiers. Ayudó a la Beata Radegunda en la fundación de cenobios. (s. VI).
- San ELDRADO, abad. Valle de Susa, Italia. Apasionado del culto divino, revisó el salterio y promovió la construcción de nuevas iglesias. (840).
- Santos RODRIGO, presbítero, y SALOMÓN, mártires. En Córdoba. El primero, al negarse a aceptar a Mahoma como el verdadero profeta, fue encarcelado. En el cautiverio conoció a Salomón, que algún tiempo antes había pertenecido a la religión mahometana. Fueron decapitados. (857).
- San ANSOVINO, obispo. En el Piceno, Italia. (868).
- Beata FRANCISCA TRÉHET, virgen y mártir. En Mayenne, Francia. Congregación de la Caridad. Se dedicaba a la instrucción de los niños y al cuidado de enfermos. Fue guillotinada. (1794).
Hoy recordamos a BEATO AGNELO de PISA
Fue admitido en la Orden de Hermanos Menores por su fundador San Francisco de Asís.
Lo envió al convento de París, del que llegó a ser el guardián, y en 1224 lo eligió para fundar una provincia en Inglaterra, aunque entonces era diácono.
En Inglaterra se detuvieron en Canterbury desde donde Ricardo, el único presbítero que acompañaba la misión de ocho franciscanos a Inglaterra, se dirigió a Londres con dos italianos, buscando un lugar para establecerse. Los demás, en un hospedaje de unos clérigos, pasaron muchas penurias, pero fueron saliendo adelante poco a poco.
Consiguieron una carta del Papa Honorio III al arzobispo de Canterbury que los recibió con mucho afecto.
Ricardo y sus compañeros fueron recibidos en Londres de manera cordial, pero querían llegar a Oxford.
Agnelo llegó a Londres, finalmente, donde ayudó a desarrollar la comunidad. Establecería un centro de enseñanza que llegaría a influir en la universidad. Acudieron muchos jóvenes que deseaban ingresar en la orden franciscana, y ayudaron después a elevar la escuela de Oxford a una categoría un poco inferior a la de París.
Murió a los 41 años. Estuvo once en Inglaterra, pero su santidad y prudencia fue muy pronto reconocida por sus compañeros. Fue firme en mantener el cumplimiento de la regla, pero era muy delicado y suave en el trato.
Después de un penoso viaje a Italia se resintió seriamente su salud. Murió en Oxford, hacia el año 1236.