- Santos FOCIO, ARQUELAO, QUIRINO y otros DIECISIETE, mártires. En Nicomedia. (ss. III/IV).
- San BASINO, obispo. En Tréveris. De la familia de los duques de del Reino de Austrasia, que primero fue monje, después abad de San Máximo de Tréveris, y elevado finalmente a la sede episcopal, aprobó la fundación del monasterio de Echternach, realizada por Santa Irmina. (705).
- San APIANO, monje. en Emilia-Romaña. Enviado desde el monasterio de Pavía, llevó esta ciudad vida eremítica. (s. VIII).
- San PEDRO, abad. En Campania. Habiendo seguido vida de ermitaño, fue elegido obispo de Policastro, pero cansado del clamor de la vida humana, regresó al monasterio, donde, constituido abad, restableció admirablemente la disciplina. (1123).
- Beato UMBERTO, monje. en Saboya, Francia. De los Condes de Saboya. Le coaccionaron para que dejase el claustro y se ocupase de la política. Regresó tan pronto pudo a la vida monástica, que vivió con fidelidad. (1188).
- Beatos CRISTÓBAL BALES, presbítero, ALEJANDRO BLAKE y NICOLÁS HORNER, todos mártires. En Londres. Bajo el Reino de Isabel I fueron martirizados. (1590).
- Beata PLÁCIDA VIEL, virgen. En Normandía. Brilló por su celo y humildad dirigiendo la Congregación de Hermanas de las Escuelas Cristianas de la Misericordia. (1877).
- Beato JUAN ANTONIO FARINA, obispo. En Vicenza. Trabajo intenso de pastoral fundó el Instituto de Hermanas Maestras de Santa Dorotea – Hijas de los Sagrados Corazones, para la formación de jóvenes pobres y de todas las personas afligidas por la marginación. (1888).
- Beatos MIECISLAO BOHATKIEWICK, LADISLAO MACKOWIAK y ESTANISLAO PYRTEK, presbíteros y mártires. En Glebokie, Polonia. Encarcelados y fusilados. (1942).
Hoy recordamos especialmente a SAN CASIMIRO.
Nació en Cracovia en 1458, segundo de treces hijos del Rey Casimiro IV de Polonia y gran Duque de Lituania, y de su esposa Isabel de Austria, hija del Emperador Alberto II, que también era Rey de Bohemia y Hungría.
Tuvo como tutores a Stanislaw Szydlowiecki y al culto y piadoso canónigo Juan Duglosz, famoso historiador de Polonia, que infundieron en él sentimientos religiosos y de amor a la virtud. Desde pequeño mostró gran capacidad intelectual, y fue asiduo lector de obras clásicas.
Tenía quince años cuando la mayoría de los nobles húngaros acudieron a Casimiro IV a pedirle que atacara y venciera el Rey de Hungría, Matías Corvino, y sentara en este trono a Casimiro. Pero muchos de estos nobles se retiraron. Además, el Papa Sixto IV pidió al Rey de Polonia evitar la guerra con Hungría.
Casimiro tomó la decisión de licenciar tropas y desistir del ataque. El padre, disgustado, lo castigó prohibiéndole volver a Cracovia y lo recluyó en 1472, en el Castillo de Dobzki.
Allí vivió en retiro, oración, y penitencia.
Usó el retito para hacer obras de misericordia a favor de los pobres, los oprimidos, los presos, los peregrinos. Tomó contacto con algunos intelectuales.
Cuando se le levantó la reclusión, no quiso tomar de nuevo las armas. Continuó su vida piadosa, siendo muy conocida su devoción a la Eucaristía y la Virgen. No quiso casarse, y rehusó el matrimonio con una hija del Emperador Federico III.
En 1481 se descubrió un complot de príncipes rusos. Su padre se trasladó a Lituania, dejando a su hijo al frente de reino y de la política toda. Mostró gran prudencia y habilidad, restableciendo la paz en sus dominios. Consiguió el afecto y la admiración de todo el pueblo.
Enfermo de tuberculosis, murió en 1484 en Grodno, junto al lago Vilna.