OTRAS CONSIDERACIONES SOBRE LA PRESENTACIÓN DEL NIÑO EN EL TEMPLO Y LA PURIFICACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

by AdminObra

Después de haber visto el sometimiento a la Ley mosaica de la Sagrada Familia en perfecta obediencia, queremos, en este día, hacer mención de otros dos personajes estimados en la piedad de los fieles y que son el anciano sacerdote Simeón y la viuda profetisa Ana, también anciana, y en qué contexto se sitúan sus palabras y su alegría, además que ellos favorecerán un ambiente de gozo mesiánico.

Ellos dos encarnan como pocos al Pueblo de Israel, y lo representan en el Encuentro con la Gloria del Dios encarnado. Llenos de alegría, acogerán el CONSUELO del Dios de Israel en sus vidas.

Dios acaba de tomar posesión de su Templo (el segundo en la historia), el que había levantado Zorobabel a la vuelta del destierro (a finales del s. VI a. C.), y el que había embellecido suntuosamente Herodes, el Grande. Pero la Majestad y la Belleza de Cristo, tal como habían anunciado los profetas Malaquías “De repente llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando” (Mal 3, 1) y Ageo, “Llenaré este templo de gloria” (Ag 2, 7) “superan” en mucho el esplendor arquitectónico.

Las profecías se están cumpliendo.

Nuestra Señora, después de la Purificación ritual (no moral, ni existencial), bajó las gradas del “atrio de las mujeres” con las demás madres que pudiesen estar acompañándola por el mismo motivo. Ellas habrían estado de pie en la grada más alta de dicho atrio mientras un servidor del Templo oraba al Señor en favor de ellas y las rociaba, posteriormente, con agua de los sacrificios expiatorios. Seguidamente, y es evidente, entregarían la oblación de los animales para quedar limpias ritual y legalmente y para reconocer los derechos de Dios sobre sus vidas y sus recién nacidos. Ya sabemos, la Virgen, Nuestra Señora, ofreció un par de tórtolas, una para el sacrificio de expiación, otra para el holocausto de homenaje a Dios.

Mientras bajaba, cogería a su Bendito Hijo para ofrecerlo a Dios por manos de algún sacerdote del lugar sacro.