- San FELICIANO, obispo. En Umbría. Primer obispo de Foligno. (s. III).
- San SABINIANO, mártir. En Troyes, Francia. (s. III).
- San BABILA, obispo y mártir. En Antioquía de Siria. Durante la persecución de Decio, glorificó a Dios con suplicios y tormentos, y acabó su vida cargado de cadenas, con las que pidió lo enterrasen. Tres jóvenes, a los que instruyó en la fe, fueron enterrados con él: URBANO, PRILIDIANO, EPOLONIO. (250).
- San EXUPERENCIO, obispo. En Las Marcas, Italia. (s. V).
- Beata PAULA GAMBARA COSTA, viuda. En Milán. Perteneció a la Tercera Orden Regular de San Francisco y se distinguió por la paciencia con que soportó a su violento esposo hasta lograr su conversión, así como la caridad exquisita que demostró hacia los pobres. (1515).
- San FRANCISCO de SALES, obispo y doctor. En Ginebra. Verdadero pastor de almas. Consiguió volver a la comunión católica a muchos que se habían separado, y con sus escritos enseñó a los cristianos la devoción y el amor de Dios. Fundó, junto con Santa Juana de Chantal, la Orden de la Visitación, y en Lyon entregó su alma a Dios. (1622).
- Beatos GUILLERMO IRELAND, presbítero, y JUAN GROVE, su ayudante, mártires. Jesuita el primero. Durante el reinado de Carlos II, acusados falsamente, sufrieron martirio en Tyburn. (1679).
- Beata MARÍA POUSSEPIN, virgen. En Chartres. Fundó el Instituto de Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación de la Santísima Virgen María, para ayudar a los pastores de almas en la formación de las jóvenes y para la asistencia de pobres y enfermos. (1744).
- Beato TIMOTEO GIACCARDO, presbítero. En Roma. Instruyó a muchos discípulos en la Pía Sociedad de San Pablo, para anunciar el Evangelio con un apropiado uso de los instrumentos de comunicación social. (1948).
Beatos VICENTE LEWONIUK y 12 COMPAÑEROS, mártires.
Vicente nació en Polonia en 1849. Era un hombre piadoso y de buena reputación. Estaba casado. Fue el primero en dar la vida en defensa de la iglesia.
Cuando fue martirizado tenía 25 años.
Eran católicos de rito bizantino y vivían en Poldlasie, región bajo dominio ruso.
Los emperadores estaban cumpliendo el propósito de apartar de la Iglesia Católica a los fieles de rito oriental, e incorporarlos a la Ortodoxia de Rusia.
En 1874 los soldados rusos llegaron al pueblo de Pratulin para incorporar la parroquia local a la Ortodoxia. Pero los fieles, poniéndose sus mejores ropas y despidiéndose de sus familias, se apostaron en torno al templo para defenderlo, negándose a entregar sus llaves.
Los soldados intentaron dispersarlos sin conseguirlo; les halagaron después diciendo que recibirían favores del Zar, pero todo en vano.
Les amenazaron. Les castigaron. Pero todos seguían rodeando la iglesia. Al ver que los soldados se disponían a usar las armas, el grupo de fieles, sin contestar a las ofensas, se arrodillaron diciendo entre sí: “Es dulce morir por la fe”.
Mataron a trece de ellos, todos laicos. La mayor parte casados y padres de familia. Muy jóvenes todavía la mayoría.