Hoy comentamos la película rusa “Dersú Uzalá”, (Akira Kurosawa, 1975), película deliciosa donde las haya, llena del noble sentimiento de la amistad.
La película trata de una expedición de militares con fines cartográficos en la tundra siberiana, expedición al mando del capitán Vladimir Arséniev. Durante la expedición cartográfica para elaborar mapas conocerán a este enigmático Dersú Uzalá, cazador, que les hará de guía cualificado de la zona, al tiempo que se entablará una profunda amistad y admiración.
El director japonés dirigió la película en un momento en el que estaba en horas bajas, especialmente en su país, no así en la Unión Soviética donde era bien considerado, además de que buscaban un director que no diese problemas. Para las autoridades era importante pues querían que se rodase para la pantalla de la televisión que estaba dando sus primeros pasos en color. En fin. Al final, sí dio problemas a todo el mundo pues buscaba una perfección en el color, en los paisajes, en la luz del sol, en la climatología y en los animales salvajes que le valdría, al ser filmada en 70mm, ser llevada al cine y ser mundialmente aplaudida y hasta oscarizada.
La enseñanza, desde nuestra fe, y desde la mera condición humana, es lo afirma el libro de la sabiduría conocido como el Eclesiástico, o el “Sirácida”, “Un amigo fiel es un refugio seguro, y quien lo encuentra ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio y su valor es incalculable. Un amigo fiel es medicina de vida, y los que temen al Señor lo encontrarán”. (Eclo 6, 14-16), y así buena parte del capítulo 6. El autor sagrado, el hijo de Ben Sira, es el autor que más espacio dedica al tema de la amistad a través de sus consejos, muy prudentes todos ellos.
No olvidemos las emotivas palabras de Nuestro Señor en su discurso de despedida “A vosotros os llamo amigos” (Jn 15, 15) que expresan el grado de intimidad al que aspira Jesús con sus apóstoles una vez que les ha dado el Mandamiento Nuevo.