Son Antífonas de las Vísperas de los siete días que preceden a la Vigilia de Navidad y que se rezan o cantan antes y después de la recitación del Magníficat.
En ellas se expresa el vivo deseo que se tiene de ver al Salvador.
Tienen este nombre porque todas empiezan con la letra “O”, a modo de interjección o exclamación, en latín. En castellano usaríamos el “Oh”.
Es una de las tradiciones más antiguas y bellas, desde el punto de vista bíblico y litúrgico, que hay como preparación a las Pascuas.
También se llaman “antífonas mayores”.
Fueron compuestas hacia los siglos VII-VIII, y se puede decir que son un magnífico compendio de la Cristología más antigua de la Iglesia, y, a la vez, un expresivo deseo de salvación de todos los hombres.
Son breves oraciones dirigidas a Cristo, que condensan el espíritu de Adviento y la Navidad.
Es la admiración de toda la Iglesia ante el Misterio del Dios hecho hombre. La comprensión más profunda de su verdad. Son la súplica a que apresure el paso y venga a nuestro encuentro.
Cada antífona empieza por una exclamación, como dijimos, “O”, seguida de un título mesiánico tomado, evidentemente, del Antiguo Testamento, que recibirá toda su plenitud a partir de la Encarnación. Terminan, siempre, con la súplica “ven”, no esperes más.
Son las siguientes:
O Sapientia = Sabiduría, Palabra.
O Adonai = Señor Poderoso.
O Radix = Raíz, renuevo de Jesé (padre de David).
O Clavis = Llave de David, que abre y cierra.
O Oriens = Oriente, Luz, Sol.
O Rex = Rey.
O Emmanuel = Dios-con-nosotros.
Leídas en sentido inverso las iniciales de las palabras en latín, esto es, la primera palabra, y la primera letra de la misma, después de la “O”, dan el acróstico, o expresión, “ERO CRAS”, que significa “SERÉ MAÑANA/VENDRÉ MAÑANA”, que es como la respuesta velada y oculta del Mesías a nuestras súplicas. Su promesa es firme.
Además de recitarlas o cantarlas en las antífonas de Vísperas, también se encuentran, algo reducidas, como versículo aleluyático, antes de la proclamación del Evangelio de estas Ferias Mayores.