Hoy, 11 de diciembre, la Iglesia recuerda a…

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  1. Santos VICTORICO y FUSCIANO, mártires, en la Galia belga. (s. III).
  2. San DÁMASO I, papa. Defendió la fe del Concilio de Nicea en tiempos muy difíciles contra cismas y herejías. Procuró que San Jerónimo tradujera al latín los libros sagrados y veneró los sepulcros de los mártires en Roma. (384).
  3. San SABINO, obispo. En la región de Emilia-Romaña. Convirtió una multitud de gente a la fe. Defendió con fuerza la fe de Nicea. (s. IV).
  4. San DANIEL, llamado “estilita”, presbítero. En Constantinopla. Turquía. Después de vivir en el cenobio y soportar muchos trabajos, según la costumbre y ejemplo de San Simeón permaneció en lo alto de una columna hasta su muerte, durante treinta y tres años y tres meses, sin que le hicieran mella el frío ni el calor ni los vientos. (493).
  5. Beato HUGOLINO MAGALOTTI, ermitaño. En Las Marcas, Italia. Tercera Orden de San Francisco. (1373).
  6. Beatos MARTÍN DE SAN NICOLÁS y MELCHOR DE SAN AGUSTÍN SÁNCHEZ, presbíteros y mártires. En Nagasaki. Agustinos. Apenas llegados a esta ciudad, fueron apresados, arrojados en una celda oscura y después quemados vivos. (1632).
  7. Beato ARTURO BELL, presbítero y mártir. En Londres. Franciscano, que durante el reinado de Carlos I, solamente por ser sacerdote fue condenado a la pena capital y sufrió el patíbulo en Tyburn. (1643).
  8. Beata MARÍA DEL PILAR VILLALONGA VILLALBA, virgen y mártir. En Valencia. Martirizada durante la persecución religiosa en España por el Frente Popular. (1936).

 

Hoy destacamos a

SANTA MARAVILLAS DE JESÚS.

Nació en Madrid en 1891 en una familia de la aristocracia.

Desde niña deseó consagrarse a Dios y dedicó su juventud a ayudar a los necesitados.

Atraída por la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz, y movida por su amor a la Virgen María, ingresó en el Carmelo de El Escorial en 1919.

En 1924 fundó un monasterio de Carmelitas Descalzas en El Cerro de los Ángeles, centro geográfico de España. Junto al monumento al Corazón de Jesús, como lugar de oración y reparación.

Durante la persecución religiosa, la Madre Maravillas destacó por su espíritu de reparación, fortaleza, serenidad, confianza en el Señor.

Fundó otros diez monasterios de Carmelitas Descalzas, recuperando lugares de tradición teresiana y sanjuanista.

Priora durante largos años, extremó la caridad con sus hermanas y enseñó a todas con el testimonio de sus virtudes.