Hoy tuvo lugar la Consagración de nuestra Parroquia a San José, a quien consideraremos y reconoceremos como nuestro Padre y Señor de una manera muy especial.
Con ello hemos culminado treinta días de preparación y hemos puesto broche dignísimo a este Año Santo Josefino que la Providencia nos ha concedido por medio de la Carta Patris Corde que ha redactado el Papa Francisco.
La fórmula de la Consagración la llevó a término el Señor Obispo Auxiliar Don Francisco José Prieto. Fue justo antes del comienzo de la Misa Solemne en honor a la festividad del día: la Inmaculada Concepción.
Ha sido, pues, una jornada gozosa, al menos para algunos, por habernos puesto en el Corazón de San José. Por haber puesto la Parroquia dentro del alma del Santa Patriarca. Muchos habrán participado de esta Consagración Parroquial también de manera personal.
La Consagración es un acto de religión que se debe llevar a cabo por medio de una preparación básica, y con un mínimo de meditación en este paso de vida cristiana que se quiere dar. De cualquier modo, quedamos todos comprometidos en esta Gracia que nos lleva a afirmar que los caminos para llegar a Dios y permanecerle fieles los va a cuidar San José de una manera comprometidísimamente. La Consagración a su persona viene significando el querer ser muy fieles acogiendo la misma vida de San José. Por ello hemos considerado sus virtudes, sus actitudes, su vida, su fe.
No ha sido un punto final, tras este mes, tras este año. Es el punto de inicio de un camino que sólo la Providencia conoce y que nos irá descubriendo a su debido tiempo. Los efectos de una Consagración no siempre son reconocibles. Pero debemos afrontarlo con confianza. La confianza, de la que nos habló Don Francisco José en sus palabras de la Homilía, es esencial para que el fruto de santidad de la Consagración nos llegue.
Damos gracias a Dios por el año vivido. Y para que se siga viviendo en el Corazón del Padre. Damos gracias a María Inmaculada, que observó con su Corazón como nos comprometíamos, a través de su Castísimo esposo, con Jesucristo Nuestro Salvador. Damos gracias al Santo Padre por haber acogido esta moción del Cielo y regalarnos año tan especial. Damos gracias a Don Francisco José, pues desde su autoridad episcopal, dirigió la fórmula de entrega parroquial y personal a nuestro Padre y Señor.
Vayamos, pues, desde hoy mismo, día a día, a José.