San José estuvo conformado con la Cruz de Jesucristo. Continuar siendo manso, humilde, misericordioso en medio de la persecución, aun para los mismos perseguidores y en la tormenta, no sólo conservar la paz sino ofrecerla a los demás.
No todos los santos han sido mártires. Pero sí todos han sufrido, aunque fuese un martirio interior, y el mismo martirio interior de la Virgen en sus Dolores.
También, San José tuvo su martirio interior. En su propio corazón.
San José murió de amor antes que Jesús comenzara la vida pública. Él ya estaba plenamente ofrecido al Señor. San José dio toda su vida a Dios. San José dio toda su vida como la daría su Hijo. Aceptación de la plena voluntad de Dios, y también deseo de martirio, aunque no lo expresase nunca con esa palabra.
San José murió de amor al descubrir que el Amor no era amado por los hombres, habiendo él dado toda su vida por la Virgen y por el Niño.
Su dolor se vio serenado al morir en brazos de su Santísima Esposa y de su Divino Hijo.
Su muerte fue tranquila. Hacia la eternidad.