San José ayuda a entender, y a entender con el corazón.
Hombre pacífico. Ayudaba a tranquilizar a las almas turbadas, a amar a los enemigos, a encontrar palabras de reconciliación. San José tiene la paz que el mundo no puede dar.
Y esa paz que transmite le viene del Espíritu Santo. Paz consigo mismo, y paz con los demás.
Pacífico no significa no luchar por nada, sino buscar la tranquilidad del orden. A luchar por lo que merece la pena en todo caso.
Ese don de ser pacífico hace a los hombres santos y sabios. Y sencillos.
Hay un dato, a mayores, que es muy interesante. Las gentes sencillas y pacíficas, y apacibles, y pacientes, “pasan” todo por el corazón, donde maduran los conocimientos y las opiniones y sensaciones que nos vienen de los demás y de la vida misma. O de Dios Todopoderoso.
San José nos ayuda a ser pacíficos, pero en la ardiente caridad.