Consideración sacerdotal
“El presbiterio es el lugar privilegiado en donde el sacerdote debiera poder encontrar los medios específicos de santificación y de evangelización; allí mismo debiera ser ayudado a superar los límites y debilidades propios de la naturaleza humana, especialmente aquellos problemas que hoy día se sienten con particular intensidad.
El sacerdote, por tanto, hará todos los esfuerzo necesarios para evitar vivir el propio sacerdocio de modo aislado y subjetivista, y buscará favorecer la comunión fraterna dando y recibiendo –de sacerdote a sacerdote- el calor de la amistad, de la asistencia afectuosa, de la comprensión, de la corrección fraterna, bien consciente de que la gracia del Orden ‘asume y eleva las relaciones humanas, psicológicas, afectivas, amistosas y espirituales…, y se concreta en las formas más variadas de ayuda mutua, no sólo espirituales sino también materiales”.
(Directorio)