JUEVES III CUARESMA

by AdminObra

En este nuevo día cuaresmal, podríamos intuir que la Palabra de Dios nos exhorta a la vigilancia.

Vigilancia, ¿para qué? Para escuchar con atención la misma Palabra de Dios y para abrirle nuestro corazón gracias a la oración personal.

La oración se ve asaltada en muchas ocasiones por ciertas “mentalidades”, así dice el Catecismo, mundanas que pueden hacer que le saquemos mérito a la oración, si no estamos vigilantes. Esas mentalidades serían:

  • Mentalidad demasiado racionalista y cientifista, que desprecia la oración como algo sinsentido, insano, irracional, supersticioso;
  • Mentalidad productivista, esto es, la oración no vale para nada, porque no da rendimientos;
  • Mentalidad sensualista, esto es, ser cómodos ante las exigencias de la oración, que es un combate;
  • Mentalidad activista, esto es, lo único importantes es “hacer, hacer, hacer”;
  • Mentalidad huidiza, esto es, enfocar de tal manera la oración que más que comprometernos con nuestras obligaciones, sirva de disculpa para “huir” de nuestras obligaciones.

Por eso, el Catecismo nos pide ser vigilantes para que la oración sea un momento en el que “escuchemos realmente su voz”, la del Señor, con la atención del corazón creyente.