- Santa EULALIA, virgen y mártir. En Barcelona. Siendo niña se desencadenó la persecución de Diocleciano y Maximiano. Soportó con valentía los tormentos de Daciano en el potro, arrancar uñas y otros. (s. IV).
- San MELECIO, obispo. En Antioquía de Turquía. Por defender la fe de Nicea fue exiliado varias veces y falleció mientras presidía el Concilio I de Constantinopla. San Gregorio de Nisa y San Juan Crisóstomo ensalzaron su figura. (381).
- San BENITO, abad. En Germania. Propagó la Regla benedictina, confeccionó un “consuetudinario” para uso de monjes y trabajó con empeño en la instauración de la liturgia romana. (821).
- San ANTONIO, el “Cauleas”, obispo. En Constantinopla, hoy Estambul. En tiempo del imperio de León VI trabajó para asegurar la paz y la unidad de la Iglesia. (901).
- Beata HUMBELINA, priora. En Troyes, Francia. Convertida por su hermano San Bernardo de la vida mundana que llevaba, con el consentimiento de su marido, abrazó la vida monástica. (1136).
- San LUDANO, peregrino. En Alsacia, Francia. Oriundo de Escocia, falleció mientras peregrinaba a Roma. (1202).
- Beatos TOMÁS HEMMEFORD, JACOBO FENN, JUAN NUTTER, JUAN MUNDEN y JORGE HAYDOCK, presbíteros y mártires. Durante las persecuciones de Isabel I fueron condenados a muerte y descuartizados vivos. (1584).
Hoy recordamos especialmente a los SANTOS MÁRTIRES DE ABITINIA
En Cartago, conmemoración de los santos mártires de Abitinia, que durante la persecución desencadenada bajo el emperador Diocleciano, por haberse reunido para celebrar la Eucaristía dominical en contra de lo establecido por la autoridad, fueron apresados por los magistrados de la colonia y los soldados de guardia. Conducidos a Cartago e interrogados por el procónsul Anulino, a pesar de los tormentos que les infligían, se reafirmaron en su fe cristiana y proclamaron no poder renunciar a la celebración del sacrificio del Señor, por lo cual derramaron su sangre en lugares y momentos distintos. Estos son los nombres: santos Saturnino, presbítero, con cuatro hijos: Saturnino junior y Félix, lectores, y María e Hilarión, aún niño; Dativo, Félix, senadores; otro Félix, Emérito y Ampelio, lectores; Rogaciano, Quinto, Maximiano o Máximo, Telica o Tacelita, otro Rogaciano, Rogato, Januario, Casiano, Victoriano, Vicente, Ceciliano, Restituta, Prima, Eva, otro Rogaciano, Givalio, Rogato, Pomponia, Januaria, Saturnina, Martin, Clautos, Félix junior, Margarita, Mayor, Honorata, Victorino, Pelusio, Fausto, Daciano, Matrona, Cecilia, Victoria, Berectina, virgen cartaginesa, Secunda, Matrona y Januaria.
Fueron sorprendidos en Abitina de Cartago, norte de África, durante la persecución de Diocleciano, durante la celebración de la Eucaristía en la mañana del domingo; los condujeron prisioneros ante el magistrado de la ciudad. Se confesaron cristianos y fueron enviados a Cartago, ante la presencia del procónsul Anulino. Su respuesta a los interrogatorios fue: “somos cristianos y no podemos vivir sin celebrar la fiesta del Señor”.
Los 49 nombres según la Pasión son estos: Saturnino que era el presbítero, y mandaba la escuadra, ya que el obispo era «un traditor» por haber entregado las Escrituras. Fueron detenidos por «celebrar los misterios».
Victoria nació en Cartago en el seno de una familia senatorial. Su hermano Fortunaciano desempeñaba un elevado cargo al lado del procónsul romano Anulino. Su familia era pagana y su hermano persiguió con rigor a los cristianos. Victoria se convirtió muy joven al cristianismo y fue apresada cuando asistía a una asamblea de cristianos junto con sus compañeros.
El pequeño Hilarión, amenazado por el magistrado mientras los otros fueron torturados respondió: «Si torturadme también a mí; yo también soy cristiano». Parece que todos murieron en prisión. Sus Actas son auténticas.