Ocurrieron en 1858.
Bernardette Soubirous, con 14 años, de familia pobre, con formación académica modesta, y que no había recibido la Primera Comunión, vio a Nuestra Señora.
En la primera aparición, el 11 de febrero de 1858, Nuestra Señora se presenta en la gruta de Massabielle como muchacha, sonriente, rodeada de luz, con vestido y velo blanco, y un cinturón azul; lleva un Rosario.
Bernardita siente una fuerza interior que la empuja a volver a la Gruta a pesar de la prohibición de sus padres. Debido a su insistencia, su madre le da permiso para volver. Después de la primera decena del rosario, Bernardita ve aparecer a la misma Señora. Le echa agua bendita. La Señora sonríe e inclina la cabeza. Terminado el rosario, la Señora desaparece. Es la segunda aparición, la del “agua bendita”.
En la tercera aparición se le pide a Bernardette ir a la gruta durante 14 días.
En una cuarta aparición, Bernardette irá con una vela encendida, de ahí la costumbre de acudir con cirios y encenderlos.
En la quinta aparición, la Virgen enseña una oración personal; Bernardette quedará muy triste.
En la sexta, un centenar de personas acompañan a Bernardette; seguidamente será presa por la policía.
En la séptima, acude más gente con la vidente, pero Nuestra Señora sólo hablará con la niña.
En la octava, se le pide a Bernardette que bese el suelo en actitud de penitencia por los pecadores que no la hacen.
En la novena, Nuestra Señora pide a la joven que beba agua de un lugar en donde no la hay; la gente la toma por trastornada.
En la décima, casi son mil personas. Bernardette ahora sí bebe agua, y hace otros signos penitenciales, siempre en favor de los pecadores.
En la siguiente, con un número mayor de peregrinos, se produce un éxtasis; la familia se la lleva rápidamente a casa por temor a ser detenida.
En la duodécima, acude por primera vez un sacerdote, y se produce el primer milagro en favor del brazo dislocado de una joven. Es 1 de marzo.
En la aparición número trece, la muchedumbre aumenta cada vez más. La Señora le encarga: “Vaya a decir a los sacerdotes que se construya aquí una capilla y que se venga en procesión”. Bernardita se lo hace saber al cura Peyra-male, párroco de Lourdes. Éste tan sólo quiere saber una cosa: el nombre de la Señora. Exige, además, como prueba, ver florecer en invierno el rosal silvestre de la Gruta.
En la aparición siguiente, ya a las siete de la mañana, cuando ya hay allí tres mil personas, Bernardita se encamina hacia la Gruta; pero ¡la Visión no aparece! Al salir del colegio, siente la llamada interior de la Señora; acude a la Gruta y vuelve a preguntarle su nombre. La respuesta es una sonrisa. El párroco Peyramale vuelve a decirle: “Si de verdad la Señora quiere una capilla, que diga su nombre y haga florecer el rosal de la Gruta”.
El gentío cada vez más numeroso (alrededor de ocho mil personas) está esperando un milagro al finalizar estos quince días. La visión permanece silenciosa. El cura Peyramale se mantiene en su postura. Durante los veinte días siguientes, Bernardita no acudirá a la Gruta; no siente dentro de sí la irresistible invitación. Es otra aparición.
El 25 de marzo, la “Señora” se revela: “Yo soy la Inmaculada Concepción”, un mensaje que Bernardette no entendía y no correspondía al lenguaje común. Por fin, la “Señora” se revela. Es la aparición número dieciséis.
Ya en abril, durante esta aparición, Bernardita sostiene en la mano su vela encendida, y en un cierto momento la llama lame su mano sin quemarla. Este hecho es inmediatamente constatado por el médico, el doctor Douzous.
La última aparición tuvo lugar en la fiesta de la Bienaventurada Virgen del Carmen, el 16 de julio. “Me parecía que estaba delante de la Gruta, a la misma distancia que las otras veces, no veía más que a la Virgen. Jamás la había visto tan bella”.
En total, 18 apariciones.
El mensaje consiste en:
- Invitación a la penitencia
- Oración por la conversión de los pecadores
- Expiación por los pecadores
- Petición de lavarse en la fuente allí brotada
- Construir una capilla.
El reconocimiento de las apariciones por parte del obispo ocurrió en 1862.
La fiesta de las apariciones de Lourdes fue permitida primero a nivel regional en 1891 (León XIII), y fue extendida a toda la Iglesia en 1907 (San Pío X).
Bernardette fue beatificada en 1925 y canonizada en 1933.
En 1969 la fiesta fue transformada en una “memoria facultativa” con el título de “Nuestra Señora de Lourdes”.
El relato de las apariciones es referido en la Liturgia de las Horas, en la segunda lectura del Oficio.