Hoy, 17 de diciembre, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San MODESTO, obispo. Jerusalén. Después de que la Ciudad Santa fuese conquistada y devastada por los árabes, reconstruyó monasterios y los llenó de monjes, y con mucho trabajo rehízo los santuarios destruidos por el incendio. (634).
  2. SANTOS SOLDADOS, mártires. En Palestina. En tiempo del emperador Heraclio, a causa de su fe en Cristo fueron muertos por los sarracenos que asediaban Gaza. (638).
  3. San JUDICAEL, rey. En Bretaña Menor. Procuró la concordia entre los bretones y los francos, y, tras abdicar de su realeza se retiró en un monasterio. (650).
  4. Santa BEGA, viuda. En Brabante, Francia. Después del asesinato de su esposo, fundó el monasterio de la Bienaventurada Virgen María, bajo la Regla de San Columbano y San Benito. (693).
  5. San ESTURMIO, abad. En Austrasia, Alemania. Discípulo de San Bonifacio, que evangelizó Sajonia, y por mandato del maestro edificó este célebre monasterio que gobernó como primer abad. (779).
  6. San CRISTÓBAL de COLLESANO, monje. en la región italiana de Lucania. Trabajó por extender la vida monástica. (s. XI).
  7. Santa VIVINA, abadesa. Cerca de Bruselas. Primera abadesa del monasterio de la Beata María de Grand-Bigard. (1171).
  8. San JOSÉ MANYANET y VIVES, presbítero. En Barcelona, España. Fundó las Congregaciones de Hijos e Hijas de la Sagrada Familia, para que, a ejemplo de la Santa Familia de Nazaret, todas las familias se orientaran hacia la perfección. (1901).
  9. Beata MATILDE del SAGRADO CORAZÓN, virgen. Don Benito, España. se consagró con diligencia al auxilio espiritual y, sobre todo, material de los pobres, y fundó la Congregación de Hijas de María, Madre de la Iglesia. (1902).
  10. Beato JACINTO CORMIER, religioso. En Roma. Gobernó prudentemente la Orden de Predicadores, fomentando los estudios teológicos y espirituales. (1916).

Hoy recordamos especialmente a SAN JUAN de la MATA

Nació el 23 de junio de 1160 en Franson-de-Barcelonette, en la Provenza Francesa. Los primeros estudios los hizo en su pueblo natal, después pasó a Marsella, donde estudió filosofía y artes liberales. Allí estuvo hasta los 20 años.

La “guerra santa” de los musulmanes en contra de los cruzados cristianos, daba lugar a un intenso tráfico de esclavos. Había miles de cautivos apresados en el Norte de África (Túnez, Marruecos, Trípoli, etc.). Por otra parte, la caída de Jerusalén a manos de Saladino, en 1187, motiva la organización de la Tercera Cruzada. En medio de toda esta problemática va Juan de Mata a estudiar a París para cursar teología en el Studium o Escuela de la Catedral, de donde surgiría después la famosa Universidad de La Sorbona. Recibió en París el grado de doctor en teología y el 23 de enero de 1193 fue ordenado sacerdote. Durante un tiempo ejerció como profesor y se relacionó con los monjes de la abadía de San Víctor, pero al celebrar su primera misa tuvo una visión, que fue decisiva para su vida. Había visto a Jesucristo (el Pantocrator) sentado en el centro, a su izquierda tenía un hombre negro y a su derecha un hombre blanco; a ambos los tenía amarrados, parecía como si se dispusiera a canjearlos.  Juan interpretó la visión como que Dios le llamaba a hacer algo por rescatar a los cautivos, pero no sabía cómo.

 

Se retiró entonces a meditar en soledad, a una zona boscosa, a unos 80 Km. de París, llamada Cerfoid. Allí estaban 4 ermitaños, entre ellos el que había de ser su amigo, compañero y cofundador, Félix de Valois. Al exponerles Juan sus proyectos, ellos se unieron rápidamente a él y en 1194 ya estaba diseñado el germen de lo que sería la Orden Trinitaria. Estuvieron durante tres años en Cerfoid, haciendo oración, planificando, estructurando y redactando las Constituciones. Después se dirigieron a Roma para entrevistarse con el Papa Inocencio III, a quien Juan había conocido en París. Al Papa le pareció bien el plan de estos hombres y la Orden de la Santísima Trinidad fue aprobada el 17 de diciembre de 1198, dándoles también una carta para el rey de Marruecos. Como Juan era el más joven se encargó de la acción, dejando a Félix la parte más logística y espiritual del grupo.

Durante los años siguientes fueron rescatados muchos cautivos, algunos pagando su rescate con el dinero de limosnas y donaciones, otros incluso canjeándolos por frailes. Uno de los cautivos rescatados en estos años fue Miguel de Cervantes, que estuvo preso en Argel durante cinco años. Por eso el Príncipe de las letras españolas siempre tuvo una gran veneración hacia los Trinitarios, pidiendo en su testamento ser enterrado en el convento de las Trinitarias de Madrid.

Durante estos años se hicieron muchas fundaciones, incluso el Papa les había donado una gran casa en Roma, cerca del Coliseo, donde hicieron un hospital para acoger y curar a los cautivos rescatados, en cuya fachada mandó colocar Juan de Mata un rosetón con la visión que él había tenido en París y que se convirtió desde entonces en el símbolo de la Orden, junto con el hábito blanco con la cruz roja y azul, roja como la sangre de Cristo y azul como el Reino de Dios. En esta casa de Roma falleció Juan de Mata el 17 de diciembre de 1213.