¿QUÉ PODEMOS MEJORAR DURANTE EL ADVIENTO? La gula

by AdminObra

Hay maestros de espiritualidad que la consideran el alimento de los demás vicios.

Los enemigos del alma se valen de la gula para debilitarnos y, después, pisotearnos.

De la gula procede el aturdimiento, la pereza, el tedio, la bufonería, la locuacidad, la impureza, las discusiones, las rivalidades, la estupidez, la ruina de toda virtud, la ostentación de bienes, la pobreza, una larga serie de enfermedades, y la muerte misma. “La gula mata más que la espada” (Card. Juan Bona).

No se nos pide que le quitemos comida al vientre. Cada día necesita su ración, pero la concupiscencia disfraza de necesidad lo que es, en realidad, vana apetencia y búsqueda de placer.

Gran parte de la libertad consiste en tener un estómago moderado. Muchas cosas son, en verdad, superfluas, y nos damos cuenta cuando nos faltan. Si puede vivir con mucho menos. El cuerpo, dicen los santos, necesita alimento, pero no delicadezas.

Nos alimentamos por necesidad, para reparar fuerzas, para dar gloria a Dios que nos cuida. Tendremos mérito cuando despreciemos ciertas exquisiteces (que tienen más de sensualidad que otra cosa) y banquetes en los que no tenemos “arte ni parte”; cuando nos esforcemos por moderar el placer del paladar, ya que no puede ser eliminado; cuando tomemos con ánimo alimentos que no agradan, pero son sanos para el cuerpo.

En definitiva, no se trata de llevar el cuerpo a la extenuación, sino… a la castidad.