Este libro lleva este título en virtud del protagonista de las historias que narra, y porque recoge las visiones que el mismo Daniel contó o puso por escrito. Sin embargo, el caso de Daniel es especial porque no tenemos constancia de él como figura histórica.
En la Biblia cristiana, el libro de Daniel es el cuarto de los profetas mayores.
En la Biblia hebrea, en cambio, Daniel figura ente los “Escritos”.
Esta situación se debe a que cuando fue redactado ya estaba formado y cerrado el conjunto d de libros denominado “Profetas”, que incluía los “profetas anteriores”, es decir, los que narraban la historia del pueblo desde la entrada en la Tierra hasta el Destierro (Josue – 2Reyes), y los “posteriores”, o sea, Isaías, Jeremías, Ezequiel, y los doce profetas menores.
Sin embargo, en el judaísmo del siglo I d. C., Daniel es considerado un gran profeta, y así lo vemos en el NT.