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El jubileo imprevisto y sin bula de 1423
El aspecto más destacado del jubileo lo constituyó la nutrida presencia de predicadores y confesores en Roma, entre los que se encontraba el popular fraile reformador franciscano, Bernardino de Siena, que sería canonizado en el próximo jubileo, y Santa Francisca Romana, quien participaría en el jubileo siguiente, en 1450.
Este jubileo aportó dos novedades:
- Acuñar, por primera vez, una moneda conmemorativa del jubileo, y
- Abrir la puerta santa en la Basílica romana de San Salvador o de San Juan de Letrán, como es habitual conocida.
En el mismo marco jubilar, el gran Lorenzo Ghiberti hizo una tiara de oro para el papa Martín V y otros artistas, como Pisanello, o Gentile Fabriano, trabajaron por una ciudad que iba poco a poco recuperándose.