La visita y la peregrinación a estas siete basílicas jubilares dieron lugar a la denominada ruta de las ‘siete iglesias’, que fue una de las aportaciones que, en la historia de los jubileos romanos, hizo San Felipe Neri, en el siglo XVI. En la actualidad, ha vuelto a ponerse de moda la ruta, en condición orante y peregrinante, de las siete iglesias.
El papa Juan Pablo II, en la bula de convocación del Jubileo del año 2000, cita a San Felipe Neri, quien en 1550 ‘inició la caridad romana como signo tangible de acogida a los peregrinos’.
A estas siete basílicas jubilares habría que añadir la basílica de Santa María in Trastevere, la basílica ‘sustituta’.
Siempre que había problemas con la basílica de San Pablo Extramuros, la basílica de Santa María in Trastevere hacía sus veces.
Las basílicas jubilares romanas cuentan todas ellas con una puerta santa o puerta jubilar.
El símbolo de la puerta santa –Jesucristo es la única y verdadera puerta de salvación (Jn 10, 9)- es uno de los elementos asimismo más peculiares y reiterado de toda la tradición e historia jubilar.