Tras el libro de Jeremías siguen inmediatamente los de “Lamentaciones” y “Baruc”, según el orden habitual en las Biblias Católicas.
El libro de Jeremías se cierra con un epílog, que narra los últimos momentos de Jerusalén hasta que la ciudad cayó en manos babilonias.
Los principales del pueblo fueron deportatados. Los tesoros del Templo fueron trasladados a Babilonia.
El libro de Lamentaciones es una colección de cinco cantos de duelo por la devastación de la ciudad, con gran riqueza lírica y espiritual. Es como un segundo epílogo al libro de Jeremías, más sapiencial y poético.
A veces, este libro se incluye dentro del de Jeremías por esa vinculación tan estrecha que tiene con él.
La estructura del libro es muy simple y está bien definida.
Lo constituyen cinco cantos perfectamente delimitados.
El primero, el segundo y el cuarto son “acrósticos”, esto es, tienen 22 versículos, tantos como letras del alfabeto hebreo, y las letras iniciales de los versículos siguen el orden alfabético.
El tercero también lo es, aunque con una estructura más compleja, pues a cada letra del alfabeto corresponden tres versículos sucesivos que comienzan por ella.
El quinto no es acróstico, pero también tiene 22 versículos, recordando de algún modo el alfabeto.