- San PINITO, obispo. Creta. Se distinguió por sus escritos en defensa de la fe, y por su preocupación por el crecimiento de la grey que se le había encomendado. (180).
- San EULAMPIO y su hemana SANTA EULAMPIA, mártires. Nicomedia. (s. IV).
- Santos GEREÓN y COMPAÑEROS. Mártires. Colonia. Ofrecieron su cuello a la espada por defender la verdadera piedad. (s. IV).
- Santos VÍCTOR y MALOSO, mártires. Birten, Colonia. (s. IV).
- Santos CASIO y FLORENTINO, mártires. Bonn. (s. IV).
- San CLARO, obispo. Nantes. Primer obispo de la ciudad. (s. IV).
- San CERBONIO, obispo. Toscana. Tal como cuenta el papa San Gregorio Magno, al invadir los lombardo la región, dio pruebas de virtud al buscar refugio en la isla de Elba. (575).
- Santa TENCA, virgen y mártir. Troyes. Por defender su virginidad no dudó en aceptar la muerte. (s. VI).
- San PAULINO, obispo. Rochester. Siendo monje y discípulo del papa San Gregorio Magno, fue enviado a Inglaterra para predicar el Evangelio. Allí convirtió a Edwino, rey de Northumbría, y bautizó a todo su pueblo. (644).
- Santa TELQUIDE, abadesa. Meaux, Neustria. Familia noble. Notable por sus méritos y austera en sus costumbres, enseñó a las vírgenes sagradas a salir al encuentro de Cristo. (670).
- Santos DANIEL, SAMUEL, ÁNGEL, LEÓN, NICOLÁS y HUGOLINO, presbíteros, y DOMNO, mártires. Ceuta. Franciscanos. Enviados por el Hermano Elías a predicar el Evangelio a los moros, y que, después de sufrir insultos, cadenas y azotes, alcanzaron el martirio tras ser azotados. (1227).
- San JUAN, presbítero. Bridlington. Prior del monasterio de Canónigos Regulares de San Agustín, célebre por su oración, austeridad y bondad. (1379).
- Santo TOMÁS de VILLANUEVA, obispo. Valencia. Ermitaño de San Agustín. Sobresalió por sus virtudes pastorales, por un encendido amor a los pobres, por su doctrina. (1555).
- San DANIEL COMBONI, obispo. Khartum, Sudán. Fundó el Instituto de Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, y tras ser elegido obispo en ese continente, se entregó sin reservas y predicó el Evangelio por aquellas regiones, trabajando por hacer respetar la dignidad humana. (1881).
- Beato LEÓN WETMANSKI, obispo. Dzialdowo, Polonia. Obispo auxiliar de Plock, que, en tiempo de un régimen contrario a Dios y a los hombres, fue encarcelado en un campo de concentración, donde consumó su martirio. (1941).
- Beato EDUARDO DETKENS, mártir. Linz, Austria. Nació en Polonia. Murió en la cámara de gas. (1942).
Hoy recordamos especialmente a la Beata ÁNGELA MARÍA TRUSZ-KOWSKA
María Ángela nació el 16 de mayo de 1825, en Kalisz (Polonia). En el bautismo recibió el nombre de Sofía Camila. Su familia se trasladó a Varsovia en 1837. Desde su infancia demostró una piedad profunda: participaba todos los días en la misa, recibía con frecuencia los sacramentos, realizaba vigilias de oración y visitaba con asiduidad el Santísimo Sacramento: todo esto desarrolló en ella una espiritualidad intensa.
En un viaje que realizó atravesando Alemania, Sofía, iluminada por el Señor, durante un rato de oración en la catedral de Colonia, intuyó su vocación a estar entre los pobres y necesitados y a servir en ellos a Cristo con la oración y el sacrificio. Esta inspiración la llevó a ser miembro de la sociedad de San Vicente de Paúl. Durante el día trabajaba sin descanso por los pobres y por la noche oraba constantemente, buscando la voluntad de Dios en ella. A la edad de 29 años, descubrió su camino: comenzó a buscar y a ayudar a los niños abandonados de los barrios bajos de Varsovia y a los ancianos sin casa. Con la ayuda económica de su padre y el apoyo de su prima Clotilde comenzó a hacerse cargo de seis niños. De esta forma atrajo a muchas voluntarias y floreció el instituto fundado por ella.
Sofía se hizo miembro de la Tercera Orden de san Francisco y tomó el nombre de Ángela. El 21 de noviembre de 1855, ante el icono de María, su prima y ella se consagraron a hacer la voluntad de su Hijo: éste fue el comienzo de la comunidad de las religiosas Felicianas, o de San Félix de Cantalicio. La madre Ángela determinó como ideal de su congregación: que en todo y por todo Dios sea conocido, amado y glorificado. Las religiosas dirigían a las laicas terciarias, instruían a los convertidos, visitaban las prisiones, y administraban también centros sociales rurales. Después del fracaso de la insurrección de 1863, muchos de estos centros se convirtieron en hospitales, donde las religiosas curaban a los heridos.
La comunidad fue suprimida por el gobierno ruso en 1864, pero continuó en secreto bajo la guía espiritual de la fundadora.
A los 44 años, durante su tercer mandato de superiora general, la madre Ángela se tuvo que retirar de la actividad de su congregación a causa de una enfermedad, pero siguió viva su dedicación a las religiosas. Murió después de 30 años de sufrimiento, devorada por el cáncer, el 10 de octubre de 1899, en presencia de las religiosas.