La llamada “inteligencia artificial” nos ofrece enormes potencialidades. Sin embargo, delegar nuestras decisiones a las máquinas esconde peligros que sólo estamos comenzando a vislumbrar.
La IA es considerada por los expertos como una especie de ‘software’, esto es, un conjunto de instrucciones en los ordenadores.
En la actualidad, hay varias técnicas en IA, pero la más consabida es la que ha desarrollado el aprendizaje automático (machine learning). Y dentro del aprendizaje automático ha destacado el desarrollo de las redes neuronales profundas (Deep learning).
Varios son los problemas que plantea la IA ahora mismo: polarización, contenido falso, suplantación, privacidad, discriminación, control, vigilancia. Es necesaria una regulación.
En los modelos de IA las opciones existentes para el control de la IA pasan por sus tres piezas clave:
- Los datos utilizados para entrenar esos modelos.
- El tipo de algoritmo usado en según qué escenario.
- El resultado modelo.
Desde la fe se propone, basándose en un juego de palabras, en una “algor-ética” (desarrollo ético de los algoritmos) para que la IA y las máquinas estén al servicio del hombre y no al revés. En cierto modo, desarrollar unos algoritmos con conciencia social y sentido del bien común.