Hoy, 18 de agosto, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San AGAPITO, mártir. Palestrina. (s. inc.).
  2. SANTOS MÁRTIRES de la “MASA CÁNDIDA”. Túnez. Numerosísimos, aceptaron la muerte con gran fortaleza por permanecer fieles a Cristo. (s. IV).
  3. San LÉON, mártir. Myra, Licia. (s. IV).
  4. Santa ELENA, emperatriz. Roma. Madre el emperador Constantino. Entregada con empeño a ayudar a los pobres, acudía con piedad a la iglesia mezclada con los fieles. Peregrinó a Jerusalén para descubrir los lugares del nacimiento de Cristo. Honró el pesebre y la Cruz del Señor construyendo basílicas. (329).
  5. San FERMÍN, obispo. Metz, Galia belga. (s. IV).
  6. San EONIO, obispo. Arlés, Provenza. Defendió a su iglesia de la herejía pelagiana y recomendó a su pueblo como sucesor suyo a San Cesáreo, que él mismo había ordenado presbítero. (502).
  7. San MACARIO, abad y mártir. Bitinia. Al frente del monasterio de Pelecete. En tiempo de León V sufrió muchas pruebas por la defensa de las sagradas imágenes. Falleció en el destierro. (850).
  8. Beato LEONARDO, abad. Campania. Hombre de paz. (1255).
  9. Beato REINALO de CONCOREZZO, obispo. Rávena. Insigne por su celo, prudencia y caridad. (1321).
  10. Beata PAULA MONTALDI, virgen. Mantua. Abadesa clarisa. Se distinguió por su devoción a la Pasión y por su constante oración y austeridad. (1514).
  11. Beato ANTONIO BANASSAT, presbítero y mártir. Rochefort. Era párroco. En el furor de la Revolución Francesa fue detenido y encarcelado. Murió de hambre. (1794).
  12. Beato FRANCISCO ARIAS MARTÍN, presbítero y mártir. Valdemoro. Hospitalario. Martirizado durante la persecución religiosa en España. (1936).
  13. Beatos JAIME FALGUERONA VILANOVA y ANASTASIO BIDAURRETA LABRA, religiosos y mártires. Barbastro. Claretianos. Martirizados con odio. (1936).
  14. Beato MARTÍN MARTÍNEZ PASCUAL, presbítero y mártir. Alcañiz. Operario diocesano. Martirizado durante la persecución religiosa. (1936).
  15. Beato VICENTE MARÍA IZQUIERDO ALCÓN, presbítero y mártir. Valencia. Martirizado con odio durante la persecución religiosa. (1936).
  16. San ALBARTO HURTADO, presbítero. Jesuita. Santiago de Chile. Fundó una obra para que los pobres sin techo y los vagabundos, sobre todo niños, pudiesen encontrar un verdadero hogar. (1952).

Hoy recordamos especialmente al Beato FRANCISCO ARIAS MARTÍN

Nació en 1884 en Granada. Fueron sus padres Arias Granados y María Filomena Martín Vílchez, matrimonio cristiano practicante, de condición humilde, que trabajaba en un centro benéfico de Granada; fue bautizado el 29 de abril, tres días después de su nacimiento, en la parroquia del Salvador, le impusieron el nombre de Francisco Miguel; el beato Arias se educó a la sombra de Andrés Manjón, el celoso sacerdote granadino fundador de las Escuelas del Ave María, y como alumno de las mismas hizo su primera comunión en marzo de 1895. Perteneció en Granada a las Congregaciones Marianas y a la Cofradía del Santísimo Sacramento, distinguiéndose por su vida piadosa y deseos de ser sacerdote. A los dieciocho o diecinueve años entró en el seminario conciliar y siguió los estudios “con grandes fatigas y apuros”; con espíritu constante y una conducta moral y religiosa intachable, terminó sus estudios recibiendo la ordenación sacerdotal, en el mes de septiembre de 1909.

La misma vida de piedad que manifestó en su juventud y como seminarista, le acompañó desde el primer momento en su ministerio apostólico sacerdotal.

Ejerció sacerdotalmente como capellán de religiosas del Servicio Doméstico (1910), Adoratrices de San Jerónimo (1913), colegios Calderón (1914), Santa Paula (1917), de la Corte de Cristo (1919), de Nuestra Señora del Pilar (1932), y como coadjutor en Algarinejo (1911), Loja (1913), de San Nicolás (1919), de la Secretaría de Cámara del Arzobispado (1927), distinguiéndose siempre por su humildad personal y trato dulce con todos, por su acogida, comprensión, celo por las almas y caridad con los pobres, unido a su gran solicitud por la asistencia espiritual de los enfermos.

En 1932, era incendiada la iglesia de San Nicolás de Granada, cuyo rector era el beato Arias; personalmente se vio en peligro de ser quemado vivo y tuvo que descolgarse por un muro; aunque salvó la vida, perdió la casa con todo cuanto tenía en ella. Se acogió entonces con los hermanos de San Juan de Dios en el Refugio sacerdotal san Pedro Nolasco, anexo a la Basílica de Granada. Aquí estuvo por algunos años celebrando y colaborando, así como en diversas iglesias y otras actividades pastorales de Granada.

El trato diario, personal e íntimo, en Granada con los hermanos de San Juan de Dios influyó fuertemente en el beato Arias para plantearse su vida como sacerdote hospitalario y solicitar el ingreso en la Orden de San Juan de Dios. Muerta su anciana madre y hechos los trámites oportunos, con cincuenta y un años de edad, solicitó y fue aceptado en la Orden, incorporándose el 5 de octubre de 1935 a Ciempozuelos, donde encontró al beato Juan Jesús Adradas, entonces maestro de novicios, a quien conocía por haber estado en Granada y hacer un gran apostolado.

El 7 de diciembre recibía el hábito canónico de novicio en Ciempozuelos. Llevaba el beato Arias siete meses como novicio; el 7 de agosto de 1936 al quedar detenida la comunidad, él huyó asustado a la huerta y se escondió en una especie de gruta: preso, fue conducido a la cárcel organizada en la parroquia de Ciempozuelos.

Permaneció durante varios días encarcelado, siendo admirado por su conducta de bondad, compañerismo y comprensión. Ante ello, uno de los milicianos lo propuso como apto para que trabajase en el ayuntamiento como escribiente. Al saberse que era sacerdote, aquella misma noche del 18 de julio de 1936 lo sacaron de la prisión y lo fusilaron en el kilómetro cinco de la carretera de Valdemoro a Torrejón.

Su cadáver, fotografiado, fue enterrado en el cementerio de Valdemoro. Su condición sacerdotal y su calidad de novicio hospitalario acredita su fe y su vocación para reconocer su muerte violenta como mártir de la Iglesia y de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Al morir, el beato Francisco Arias tenía cincuenta y dos años de edad y era novicio hospitalario.