San Joaquín, “Dios consolida”. Desde el siglo II se le da este nombre al esposo de Santa Ana y padre de la Virgen María.
Las noticas referidas a él están unidas a las de su esposa en relación con el nacimiento de la Virgen.
Se trata de noticias extra canónicas que llegan por los evangelios apócrifos: el “Protoevangelio de Santiago”, el “Evangelio del Pseudo Mateo” y el “Evangelio de la Natividad de la Virgen”.
Se le representa anciano, con túnica, manto, turbante e, incluso, un bastón.
Como atributo suele llevar un cordero o una cesta con pichones para el sacrificio.
Se le suele representar emparejado con su esposa o siendo protagonista de un ciclo propio, previo al de la Virgen María.
Santa Ana, madre de la Virgen María y esposa de San Joaquín.
Las noticias que existen de ella están unidas a las de su esposo en relación con el nacimiento de la Virgen.
Se trata de noticias extra canónicas que llegan por los evangelios apócrifos (ya citados).
Aunque su culto es del tiempo de las cruzadas, su representación iconográfica se remonta al siglo V y es muy extensa y popular.
Se le representa con una edad avanzada, con un manto verde y casi nunca sola, más bien, emparejada con San Joaquín, con la Virgen María enseñándole a leer y con la Virgen y el Niño –Santa Ana triple-, e incluso con las tres Marías y el resto de la familia –Parentela de María-.