FESTIVIDAD DE JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE

by AdminObra

(El primer jueves después de Pentecostés)

Cristo es nuestro mediador. Ejerce esa mediación ante el Altar del Cielo en favor de los hombres, sus hermanos. Es un oficio sacerdotal.

La función mediadora de Cristo se realiza a través de toda su vida y tiene tal que hay que estudiarla bajo aspectos muy distintos para lograr una visión lo más completa posible de su riqueza.

Puede ser considerada desde el punto de vista del sacrificio, de la victoria sobre la muerte, sobre el pecado y sobre el demonio, de la satisfacción por la ofensa hecha a Dios al pecar.

Por ser mediador entre Dios y los hombres, Cristo es también el Sumo Sacerdote del Nuevo Testamento establecido por Dios: mediación y sacerdocio coinciden en El.

En cuanto Sumo Sacerdote, ofrece el sacrificio que estatuye la Nueve Alianza e instaura el orden nuevo.

La consumación del sacrificio ofrecido por Cristo, Sacerdote el NT, es su misión más significativa.

Ese sacrificio divide y delimita los tiempos; del sacrificio en la cruz nace el mundo nuevo y la nueva humanidad; entonces se entierra lo antiguo y se abre paso lo nuevo.

En la Cruz logra plenitud y cumplimiento todo lo anunciado en la Vieja Alianza, y todo lo visto, hecho, y explicado por El. El sacrifico de la muerte resume todas las palabras y obras de Cristo dando a todo lo hecho y dicho cumplimiento y perfección. Puede decirse, en el sacrificio de la Cruz, nos ha transformado y recreado para las buenas obras.

No hemos de olvidarlo, el sacrificio en la Cruz, al ofrecerse El mismo por los pecados del mundo es decisivo. Es consagrado sacerdote ya en la Encarnación, no sólo en el Bautismo o en la Cruz, pero es a la hora de su sacrificio en la Cruz cuando cumple totalmente su misión sacerdotal.

Según su naturaleza humana, Cristo es, desde el momento de la Encarnación, verdadero y único sacerdote.

Su sacrificio perfecto corresponde a su perfecto sacerdocio; es un sacrificio bendecido por el Espíritu Santo y ofrecido en su nombre.

A partir del hecho de la Redención, el Crucificado y Resucitado está continuamente en el Tabernáculo ante la mirada del Padre para interceder por nosotros como eterno fiador de nuestra salvación, al ofrecer a su Padre el sacrifico como petición eterna. Cristo en el Cielo actúa sin cesar como Pontífice. La eternidad su sacerdocio está atestiguada en la Carta a los Hebreos.

Toda salud nos viene de su salvación.

Los bautizados armados con el sacerdocio de Cristo son los instrumentos por cuya mediación el Señor invisible y siempre presente en la Iglesia realiza su acción sacerdotal.