- San ADRIÓN, mártir. En Alejandría de Egipto. (s. IV).
- San VÍCTOR, mártir. En Roma. (s. IV).
- Santos HERACLIO y PABLO, mártires. En Niveduno, Rumanía actual. (s. IV).
- Santa RESTITUTA, virgen y mártir. En Túnez. (304).
- San EMILIANO. En Vercelli, Italia. (s. VI).
- San PASCUAL BAILÓN, religioso. En Villareal, Castellón. Franciscano. Siempre diligente y benévolo hacia todos. Honró constantemente con ardiente amor el misterio de la Santísima Eucaristía. (1592).
- San PEDRO LIU WENYUAN, mártir y catequista. En Guizhou, China. Fue estrangulado en nombre de Cristo. (1834).
- Beata JULIA SALZANO, virgen. En Nápoles. Fundó la Congregación de Hermanas Catequistas del Sagrado Corazón, para enseñar la doctrina cristiana y difundir la devoción a la Eucaristía. (1923).
- Beata ANTONIA MESINA, virgen y mártir. Cerdeña. A los dieciséis años defendió su castidad hasta la muerte. (1935).
Hoy celebramos especialmente al Beato IVÁN ZIATYK
Nacido en Odrehova, Polonia, el 26 de diciembre de 1899 en el seno de una familia cristiana, muy pronto encamina su vida hacia el sacerdocio, ingresando en el seminario de Przemysl y ordenándose sacerdote al término de los correspondientes estudios, en el año 1923.
Destinado al seminario ucraniano como prefecto y profesor, cumplió escrupulosamente con su tarea, superándose y procurando hacerlo lo mejor posible, sintiendo cada día más el apremio de ser un santo sacerdote. Movido por ese mismo sentimiento, expresó a su obispo su deseo de ingresar en la vida religiosa, y, habiendo obtenido la licencia, ingresó en el noviciado de la Congregación del Santísimo Redentor, en la que oportunamente hizo los votos religiosos en 1936. Seguidamente, su congregación lo ocupó en diferentes ministerios, granjeándose la estima de todos sus hermanos en religión.
Pasada la II Guerra Mundial, el régimen comunista expulsó al viceprovincial de los redentoristas, y entonces la congregación decidió poner a Iván de sustituto. Con gran esmero cuidó lo mejor que supo de los intereses de la congregación, no sin ver que las dificultades iban a ser cada día mayores. En esas circunstancias el metropolita Septyckyj le pide el servicio de ser Vicario general de la Iglesia greco-católica ucraniana, cargo que acepta y desempeña con plena dedicación.
Como ya preveía, le llegó el arresto y la reclusión en la cárcel el 5 de enero de 1950. En el juicio que se le hizo se le apuntó como delito ser redentorista y ser portavoz de las ideas del Papa, acusaciones que el acusado reconoció, pero que se negó a admitir que fueran crímenes. Fue condenado a diez años de trabajo forzado. Llevado al campo de concentración de Oserlag, Irkustk, en Rusia, fue sometido a tortura por parte de los guardias del campo y enfermó gravemente. Soportó con gran ánimo y paciencia su arresto, juicio y condena, y se comportó en el campo con ánimo y entrega a la voluntad de Dios. Murió en el hospital del campo el 17 de mayo de 1952.