PREPARANDO PENTECOSTÉS 4 – don de Temor

by AdminObra

Es el primer efecto que el Espíritu Santo produce en el alma. Su primera inspiración.

No es temer a Dios, propio de almas mediocres.

Hay un temor que es ‘servil’, esto es, actuar bien por miedo al infierno, pues si no lo hubiera obraría mal. A veces es necesario, en primera instancia, si se sabe encauzar para fines buenos y sanos a la hora de educar a los niños.

El temor del que hablamos es un ‘temor filial’, propio del alma que ama realmente a Dios y lo reconoce como Padre y que nos lleva a arrojarnos a sus brazos. Es un ‘temor’ basado en el amor. Se teme ser indigno de la majestad, de la perfección, de la santidad de Dios. En el fondo es un exceso de amor que teme no ser capaz de corresponder.

Este ‘temor’ está muy ligado a la ‘piedad’, aspecto de la religión que nos ayuda a aceptar a Dios como Padre.

El efecto de este don será el de enfrentarnos a nuestra voluntad debilitada para combatirla, renunciar a ella, y aniquilarla, pues tememos separarnos del querer de Dios. El Espíritu Santo pone este temor en nosotros para que desconfiemos de nosotros, muy poco de nuestros méritos, y sólo confiemos en Dios; únicamente en Dios, que no defrauda nunca, y está dispuesto a ayudarnos en toda ocasión.