31. SAN AMBROSIO de MILÁN – II

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Retrasaría la recepción del bautismo.

No pudo esquivar, sin embargo, el plan de trazado por Dios para él. Finalmente, fue bautizado.

Las condiciones de su bautismo fueron sorprendentes. Siendo gobernador de Milán, se encontró en la situación de tener que poner paz en la comunidad cristiana de esta capital, dividida, como tantas otras, entre los nicenos y los arrianos.

En una asamblea convocada para apaciguar ánimos, el gobernador Ambrosio se vio elegido, de repente, por todos, como nuevo obispo.

Su prestigio y su valor humano, intelectual, político, eran tan reconocidos en la ciudad que todos reconocieron en él la solución a los problemas de la comunidad.

Este prefecto romano, pues, se encontró recibiendo el bautismo y la ordenación episcopal por aclamación de toda la Iglesia de Milán, en 374.