Recibió una formación de alto nivel en las mejores escuelas internacionales del Mediterráneo oriental romano: Cesarea de Capadocia (donde conocerá a su gran amigo San Basilio Magno), Cesarea de Palestina, Alejandría y la Academia de Atenas.
Se convertirá en el inseparable amigo de San Basilio hasta su muerte.
A su regreso en el año 356, se dedica con él a la vida solitaria y ascética, en el pequeño monasterio que el patriarca de los capadocios había fundado en Annesi.
Allí componen juntos una antología de textos de Orígenes que se llamará “Filocalia”, y que tendrá una inmensa influencia en la espiritualidad de las iglesias orientales.
Poco le durará su deseado retiro.
Tras ser bautizado, ya con 32 años, es ordenado sacerdote por su padre, quien necesitaba en su diócesis un colaborador de confianza y de alto nivel espiritual, doctrinal y cultural. Aquí se desata su primera gran tormenta.