EL SUPLICIO DE LA CRUZ – 2

by AdminObra

El instrumento del suplicio, la cruz, estaba formado por dos piezas: una vertical, fijada al suelo, llamada “tronco de la cruz”, y otra horizontal, móvil, llamada “patíbulo de la cruz”, y que consistía en un madero de unos 50 a 80 kilos de peso, con una enclavadura en el centro para poder ser encajado en la parte superior del tronco, formando así el conjunto una T mayúscula.

En algunos casos, con el fin de prolongar el suplicio, los verdugos podían fijar a la parte media del tronco un trozo de madera o silleta, en que el ajusticiado descansaba a horcajadas o sentado.

El reo era fijado a la cruz mediante cuerdas o clavos; los clavos eran el medio más usual, cualesquiera que fuesen los motivos de la condena y la condición social del ajusticiado.

Los pies podían descansar en una especie de repisa, como la que aparece en algunos cuadros o esculturas de artistas cristianos.

Las ejecuciones habituales se realizaban en un lugar ya establecido, donde estaban levantados permanentemente varios troncos de cruz.

La cruz ordinaria medía unos dos metros de altura, pero la reservada a reos cuya ejecución debía revestir una solemnidad particular podía alcanzar los cinco metros.

En la parte alta de la cruz se fijaba el “título” o cartel en que se especificaba el nombre del condenado y el motivo de la condena. De ahí la discusión sobre la forma de la cruz, que, en vez de una T podía parecer, así como una cruz de cuatro brazos, por el título colocado en lo alto.