“Pero dirás que esta prole, esto es, Cristo, no nació del matrimonio de José con María por modo natural, sino sobrenaturalmente. Es decir, no por la fuerza viril de José, sino por el Espíritu Santo que fecundó a la Virgen. Luego no puede ser atribuido a José. Respondo negando la consecuencia, pues la prole que nace en un matrimonio legítimamente es de los cónyuges sea cual sea la causa y el modo de su nacimiento, como lo sería lo que naciese milagrosamente en un campo de suyo estéril. Así como Cristo es verdaderamente el Hijo de la Virgen, aunque no nació de ella por modo natural, sino milagrosamente, así también, por el mismo derecho del matrimonio, es Hijo de José, aunque engendrado no naturalmente del matrimonio, sino milagrosamente; es más, hay que decir que es Hijo de José de modo tanto más admirable por cuanto Dios, premiando la virginidad conservada en el matrimonio, dio a José el fruto milagroso de este matrimonio virginal”.
57