“¿Por qué tenía que estar desposada al rústico José? Pues, aunque fuese de linaje real, vivió sin embargo del trabajo de sus manos, pues era carpintero. Digo (…), por la decencia de la honestidad. ‘Prefirió Dios que por un tiempo dudasen algunos de su Nacimiento que del pudor de María, pues sabía cuán tierna era su virginidad y frágil la fama de su pudor.
(…) por lo oportuno de su servicio: para que fuese José para la Virgen, en peregrinación a Egipto, consuelo y como familiar obsequio al Hijo y a la Madre. (…) por la consumación del misterio, pues (…) ‘El máximo misterio precedió a la Virgen: que así como ella parió carnalmente a Dios siendo virgen, así la Virgen diese a luz espiritualmente a Cristo’.
Y en razón de la pobreza: pues Cristo, sobre todas las cosas, había venido a confundir a los soberbios. Y por esto prefirió ser llamado “hijo del carpintero” que “hijo del rey”.
Verdaderamente admirable porque, por una parte, se pone de manifiesto y, por otra, se oculta”.