Como veíamos ayer, San Atanasio defenderá con claridad este término, que por otra parte identificará a la sección minoritaria de aquellos obispos, los homoousianos, que defendieron la ortodoxia nicena.
Entre ellos estará también San Hilario, obispo de Poitiers, y autor de un importantísimo tratado teológico “Sobre la Trinidad”, el primero en su género.
El siguiente destierro lo vivirá en el desierto.
En esa situación volverá a enriquecer su pensamiento y su producción teológica. Allí conocerá la gran tradición monástica del desierto egipcio, fundada por San Antonio, Abad.
Sobre él, San Atanasio escribirá “Vida de Antonio”, biografía que impactó en el cristianismo del siglo IV. Los monjes fueron presentados como custodios de la verdadera tradición doctrinal y espiritual, y, por tanto, como firmes adversarios del arrianismo y protectores de aquellos que sufre por oponerse a él.
Para exhortar a los fieles de Egipto a permanecer fieles, escribirá “Carta a los obispos de Egipto y Libia”. Intima a los obispos, ante la confusión reinante, a no aprobar en sus diócesis fórmulas opuestas a Nicea, o ambiguas.