Las vidas de los primeros que se retiraron al desierto vienen narradas en numerosas ‘Vidas’ que han llegados hasta nosotros. No les faltaron tentaciones, acosos, ataques, seducciones. Tampoco la violencia del mundo ni los ataques de las fieras. Pero de todas saldrán triunfantes gracias a la bendición de Dios y a su esfuerzo ascético personal para conquistar las virtudes.
Los primeros de todos en irse a vivir “solos” fueron los anacoretas (los ‘separados’), que marcharon a la soledad para abrir un nuevo camino de perfección cristiana.
La ‘Vida’ más importante fue la que escribió San Atanasio sobre San Antonio, Abad. Éste fue el verdadero ‘Padre’ de esta nueva experiencia monástica en la soledad que fue la dura experiencia como anacoreta.
Estos Padres que se retiraban al desierto en soledad no se dedicaron a escribir libros como los otros Padres que estamos conociendo en estas semanas. Pero sus discípulos recogieron unas colecciones llamadas ‘Apotegmas’ que son hilos de anécdotas de las vidas de los monjes, diálogos ascéticos con sus discípulos.
Cada vez, más cristianos se animaban a escoger el anacoretismo.