Hoy, 24 de febrero, la Iglesia celebra a:
- San EVECIO, mártir. En Nicomedia. En tiempos de Diocleciano rompió el edicto promulgado contra los cristianos por los que fue sometido a crueles tormentos. (303).
- San MODESTO, obispo. En Tréveris. (480).
- San ETELBERTO, rey. En Cantorbery. Fue el primero de los príncipes anglos convertido a la fe gracias a San Agustín. (616).
- Beato CONSTANCIO SÉRVOLI de FABRIANO, presbítero. En Ascoli Piceno, Italia. Dominico. Se distinguió por su austeridad de vida y su celo por promover la paz. (1481).
- Beato MARCOS de MARCONI, religioso. En Mantua. Ermitaño de San Jerónimo. (1510).
Hoy recordamos especialmente al Beato TOMÁS MARÍA FUSCO
Nació el 1 de diciembre de 1831 en Pagani, Salerno, parroquia de San Félix y el Cuerpo de Cristo, diócesis de Nocera-Sarno, Italia. Su madre murió de cólera en 1837 cuando Tomás tenía seis años. En 1841, cuando tenía diez años, falleció su padre y él fue educado por su tío Giuseppe, sacerdote y profesor de la escuela.
Ingresó al seminario en Nocera, (Salerno, Italia), en 1847, ese mismo año su tío Giuseppe murió. Recibió la Ordenación Sacerdotal el 22 de diciembre de 1855.
Abrió una escuela para muchachos en su propia casa, y organizó grupos de oración nocturnos en su parroquia. Se unió a la Congregación de Misioneros de Nocera en 1857, e hizo un viaje misionero al sur de Italia. En 1860 fue capellán y director espiritual del Santuario de Nuestra Señora del Carmelo en Pagani, Italia. Abrió una escuela de teología moral en su casa en 1862, y preparaba a los sacerdotes en el ministerio de Confesión.
Fundó la Sociedad Sacerdotal de Apostolado Católico para apoyar las misiones, congregación que recibió la aprobación de Papa Pío IX Bendito en 1874. También fundó el Instituto de la Hijas de la Caridad de la Preciosísima Sangre el 6 de enero de 1873, una congregación dedicada al cuidado de huérfanos.
Nombrado párroco de la parroquia de San Félix y el Cuerpo de Cristo en Pagani a partir de 1874, cargo que ejerció hasta1887, además era el confesor de las monjas de claustro en Pagani y Nocera. Escribió artículos sobre diversos temas, incluyendo teología moral; sus trabajos siempre expresaban su devoción a la Preciosísima Sangre.
Tarde en su vida fue víctima de la difamación, cuando un sacerdote, celoso de los buenas obras de Tomás y la fama que aquellas daban como consecuencia. Pero el Padre Fusco oró poniendo todo el asunto en manos del Señor, y siguió trabajando, y al final fue reivindicado.
Murió el 24 de febrero de 1891 de una crónica enfermedad hepática.