23. LOS MONJES DEL DESIERTO – I

by AdminObra

Durante los tres primeros siglos del cristianismo, en los cuales estamos inmersos en este recorrido por la vida y época de los Santos Padres, las comunidades cristianas vivían su fe en Jesucristo formando una extensa red a lo ancho de todo el imperio.

Organizados en comunidades pequeñas y muy vivas, y presididas por un obispo y atendidas por un colegio de presbíteros, los cristianos sembraron con abundancia.

Realizaron su apostolado, sufrieron conflictos, dialogaron con diversas culturas, padecieron, y fueron pasando por diversos escenarios políticos hasta que al final el Imperio se hizo cristiano.

Pero está surgiendo una nueva vivencia dentro de la fe. Nos referimos a los cristianos que decicidieron vivir una entrega particular a Dios, primero viviendo en el mundo, y después saliendo de él para vivir en el desierto.

Así, empieza a haber cristianos que quieren vivir los consejos evangélicos hasta la raíz.

Así, en numerosos lugares de Oriente, especialmente en Egipto, muchos cristianos tomaron ese ideal de vida, que complementaba a los que vivían en el mundo como fermento y levadura.

Por eso, para vivir el ascetismo en su máxima expresión, muchos irán a la soledad del desierto, viviendo como “solos” (monjes), del mismo modo que Jesús en su vida pública se retiraba a la soledad para entregarse a la oración y a la contemplación.