- San VALENTÍN, mártir. En Roma. (s. inc.).
- San ZENÓN, mártir. En roma. (s. inc.).
- Santos BASIANO, TONIÓN, PROTO y LUCIO, mártires, arrojados al mar; San CIRIÓN, presbítero, San AGATÓN, exorcista, y San MOISÉS, quemados vivos; y San DIONISIO y AMMONIO, decapitados. En Alejandría de Egipto. (s. inc.).
- San ELEUCADIO, obispo. En Rávena. (s. III).
- San AUXENCIO, presbítero y archimandrita. En Bitinia. Defendió la fe de Calcedonia con la voz de sus virtudes. (s. V).
- San NOSTRIANO, obispo. En Nápoles. (450).
- San ANTONINO, abad. En Campania, Italia. Al ser destruido su convento por los lombardos se refugió en la soledad. (830).
- San JUAN BAUTISTA de la CONCEPCIÓN, presbítero. Córdoba. Trinitario. Habiendo iniciado la renovación de la Orden, la culminó con gran esfuerzo en medio de dificultades y persecuciones. (1613).
- Beato VICENTE VILAR DAVID, mártir. En Valencia. Acogió en su casa a sacerdotes y religiosos durante la persecución religiosa. Prefirió morir a renegar de su fe. (1937).
Hoy recordamos especialmente a los SANTOS CIRILO y METODIO
Los dos hermanos Miguel y Constantino, que como monjes tomaron el nombre de Metodio y Cirilo respectivamente, realizaron su obra misionera en el siglo IX en Europa central, y con toda razón se los llama los “apóstoles de los eslavos”. Tienen el mérito de haberse adaptado a los pueblos que iban a evangelizar y usaron métodos misioneros que, aunque tenían toda la aprobación del Papa, suscitaron oposición entre griegos y latinos.
Tienen también el mérito de haber creado un nuevo alfabeto que se llama “cirílico”, precisamente por San Cirilo, ofreciendo al mundo eslavo, con la traducción de la Biblia, del Misal y del Ritual litúrgico, unidad lingüística y cultural. Este gran regalo que los hermanos Cirilo y Metodio hicieron a los pueblos eslavos fue recompensado con el amor y la devoción populares. Pero durante su vida, no todo fue fácil los dos santos misioneros, sino que tuvieron que luchar mucho contra los que siempre se oponen a los grandes innovadores.
Los dos hermanos nacieron en Tesalónica. Eran hijos de un empleado imperial y conocían el eslavo que se hablaba en Macedonia. Constantino, el más joven, nació hacia el año 827, completó sus estudios en Constantinopla bajo Focio, y después de su ordenación sacerdotal se dedicó a la enseñanza. Miguel, en cambio, siguió la carrera política, pero cuando lo nombraron gobernador de una provincia bizantina de lengua eslava, renunció al deseado puesto y se hizo monje con el nombre de Metodio. En el año 860 el emperador encargó a los dos hermanos la evangelización de los Kazarios, y tres años después llegaron a Moravia por invitación del príncipe Ratislao. Fue aquí en donde elaboraron el alfabeto “cirílico” y en donde tradujeron la Biblia y el Misal en lengua eslava. Cirilo y Metodio fueron acusados de cisma y herejía, y por eso tuvieron que viajar a Roma, en donde los recibió con gusto el Papa Adriano II, que les permitió celebrar los santos misterios en lengua eslava, estando, incluso, él presente con una comunidad cristiana muy numerosa.
San Cirilo murió en Roma el 14 de febrero del 869 y fue enterrado en la basílica de San Clemente, el mártir cuyas reliquias él mismo había llevado a Roma. Metodio, ordenado sacerdote por el Papa y nombrado obispo de Panonia, regresó entre sus eslavos. Murió el 6 de abril del año 885 en la ciudad de Velahrad (Checoslovaquia), y en su funeral se usó el eslavo junta con el griego y el latín.