Manifestación o fenómeno a partir del cual se revela algo importante.
Es una fiesta de origen oriental.
En Jerusalén, en el siglo IV, se conmemoraba el Nacimiento de Cristo; en Egipto, añadían a la anterior, la celebración del Bautismo del Señor, interpretando como ‘manifestación’ solemne de su divinidad y como inicio de la ‘iluminación’ de los hombres, dado que en el Bautismo comenzó la predicación de la Buena Nueva.
También hubo iglesias que añadieron a los dos misterios mencionados, el misterio del milagro de las Bodas en Caná, donde el Mesías “manifestó” su gloria con el primer signo que llevó a cabo.
Todas estas tradiciones debieron confluir cuando se generalizó la fiesta de la Epifanía. Sin embargo, al llegar a Oriente la fiesta que Occidente había instituido para conmemorar el Nacimiento del Señor (lo que llamamos ‘Navidad’) y ser admitida por la mayoría de las Iglesias, Epifanía se fue limitando a ser la memoria del hecho del Bautismo. Esta orientación persiste en Iglesias bizantinas, coptas,…
Así como Oriente incorporó la fiesta occidental de Navidad, también Occidente acogió la fiesta oriental de Epifanía. Esto sucedió en las Galias, hacia el 361; de allí pasó a las liturgias Romana (siglo V) e Hispánica (finales siglo IV), con el nombre de ‘Aparición’ o ‘Epifanía’.
El contenido que la tradición occidental asignó a la fiesta, se centraba en estos tres misterios:
- ADORACIÓN DE LOS MAGOS
- BAUTISMO DEL JESÚS
- BODAS DE CANÁ
En las Galias, al principio, celebraban especialmente el Nacimiento de Cristo; y en Hispania, se conmemoraba la Adoración de los Magos.
Desde la celebración litúrgica actual, se quiere transmitir la ‘universalidad’ de la salvación traída por Cristo.